Con melancolía, sus creadores y actuales propietarios dan fin a la etapa de este gran comercio que hizo parte de la vida de muchas bumanguesas que se acercaron al mundo dela moda gracias a los consejos y los productos que allí se lograban obtener.
Lady Gamboa de Angarita, quien asesoró y ayudó a vestir a decenas de mujeres de la ciudad, hoy es una mujer de 80 años que dedicó gran parte de su vida a este oficio.
Sin embargo, tomó la decisión de descansar y de permanecer, en compañía de su familia, con los mejores recuerdos que trajo consigo su negocio.
Tex Lady se convirtió en un almacén reconocido en diferentes puntos de la ciudad, que inició su expansión con dos locales en el Pasaje Santander del centro de Bucaramanga hasta llegar a la carrera 17, a Cabecera en los centros comerciales Gratamira y Cuarta Etapa y Cañaveral.
Pero con el tiempo, por diferentes motivos cerraron estos negocios.
Iniciando la cuarentena por el COVID-19, fue entregado el local del centro, para quedar únicamente con el último, ubicado en el Centro Comercial Cuarta Etapa, que dejará de atender al finalizar este mes.
Una despedida para Tex Lady, por Adriana Angarita
«Mi abuelo paterno fue un buen sastre, aunque no dedicó su vida productiva a ese oficio que bien conocía. Esta razón motivó a mi padre a regalarle su sastrería soñada para que pudiera dedicarse al oficio en el tiempo de su jubilación.
En 1969 la sastrería estuvo lista para su apertura en un local ubicado frente a la plaza de mercado de San Francisco, pero el nuevo emprendimiento atemorizó al abuelo impidiendo que aceptara el ofrecimiento. Fue entonces, cuando mi madre de manera solidaria asumió el desafío encontrando en esa oportunidad su gran destreza en el conocimiento de los textiles.
Con mucha intuición, poco a poco cambió la vocación del negocio al mercado femenino, para abrir en 1973 el primer almacén que llevó su nombre en el legendario pasaje Santander del centro de Bucaramanga.
Tex Lady es mi historia de amor favorita escrita por mis padres José Angarita (q.e.p.d) y Lady Gamboa de Angarita, con el “de” cómo aún se firma, porque que fueron “de esos amantes a la antigua”.
Ella “Doña Lady” es una mujer inspiradora llena de una vitalidad envidiable, que dedicó su vida más que a comercializar “telas de última moda y primera calidad”, a proporcionar espacios para que las mujeres vistieran su belleza.
A su lado, tomándola siempre de la mano, estuvo mi padre con su gran amor, sabiduría y visión para los negocios.
Juntos, construyeron una empresa por donde transitaron generaciones completas de mujeres para coser momentos inolvidables: «que se casa mi hija, que vengo por la tela para el bautizo, ¡Imagínese doña Lady! Hace nada que vine por la tela de la primera comunión y ya vengo por la de los 15 de mi nieta.»
Memorias que despiertan nostalgia al cerrar el último almacén, mirar hacia atrás y evocar tantos recuerdos dedicados a la moda.
Hoy honro el legado de mis padres por medio de este escrito, y en nombre de mi familia quiero agradecer; en primer lugar, a todos los colaboradores que nos acompañaron con su dedicación y esfuerzo, cada uno tiene un lugar especial en nuestro corazón.
A la inmensa clientela que nos acompañó durante este maravilloso recorrido, y a quienes en el camino se convirtieron en invaluables amigos.
A las modistas, sastres y diseñadores responsables de la magia. A los proveedores y representantes de las empresas de textiles y ropa interior por su confianza.
A los amigos y dueños de los almacenes del sector textil con quienes durante años escribimos una buena historia en la ciudad. A los contadores. A los gerentes y funcionarios de los Bancos.
A los colaboradores del pasaje Santander y los Centros Comerciales de Cuarta Etapa, Gratamira y Cañaveral. Y en general a todas las personas y aliados que nos ayudaron a posicionar el buen nombre de Tex Lady.
Nuestra alma está llena de gratitud infinita, porque los finales felices de las buenas iniciativas surgen cuando están motivados desde el amor, y así fue.»
