La noche del 13 de enero de 2025, el telón de la vida cayó para Iliana de la Garza, la actriz que con su talento habitó hogares y corazones en México y más allá. Tenía 74 años, pero su espíritu parecía eterno, como los personajes que interpretó con pasión en cada escenario.
El anuncio, sobrio y solemne, llegó desde la Asociación Nacional de Intérpretes de México (ANDI), quienes expresaron el dolor del gremio: “Su pasión por las artes y su lucha por los derechos de los intérpretes permanecerá en nuestra memoria”.
Nacida en 1950, Iliana de la Garza debutó en los años 70, dejando una huella profunda en producciones icónicas como Sortilegio, Salomé y La Rosa de Guadalupe. Con cada personaje, supo tejer emociones que traspasaban la pantalla, conectando con quienes encontraron en su arte un refugio, una lección, una esperanza.
En vida, fue más que una actriz: fue una guerrera que luchó por los derechos de los intérpretes, una voz que no se acallaba frente a la injusticia y una consejera para quienes buscaban su guía.
Un adiós en calma
Su hija, Michelle de la Garza, reveló que Iliana partió en paz, mientras dormía, víctima de un paro respiratorio. “Era una mujer muy guerrera, muy echada para adelante”, declaró, con palabras que resonaron entre quienes conocieron su fortaleza y su carácter.
El actor Javier Conrique compartió un homenaje lleno de nostalgia: “Iliana, qué tristeza. Te nos adelantas. Te recordaré siempre. Gracias por los buenos momentos que pasamos juntos en escena y en los ensayos”.
El eco de su partida resuena entre colegas y seguidores, quienes lamentan el vacío que deja pero celebran el legado que construyó.
Iliana de la Garza se despidió como vivió: con elegancia y sin alarde, dejando un rastro de arte y humanidad que ni el tiempo podrá borrar. La actriz, que dio vida a tantas historias, ahora se convierte en una de las nuestras: un relato de fortaleza, belleza y un adiós que nunca será definitivo.
A Iliana, la escena la recordará siempre, porque en cada rincón del escenario y en cada rincón del alma, su luz sigue brillando.