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Alexánder no estaba solo, su familia exige justicia por su muerte en el Anillo Vial

El pasado 7 de junio, Alexánder se dirigía hacia Lebrija cuando una camioneta de alta gama que transitaba por el carril contrario, de un momento a otro, se pasó el separador y lo embistió.

Alexánder Acevedo Suárez, de 27 años, murió en un accidente ocurrido en el Anillo Vial. No tenía padres ni hermanos de sangre, pero desde niño fue acogido por Aldeas Infantiles S.O.S de Floridablanca.
Nunca estuvo solo, siempre contó el amor y el apoyo de su hogar.
Un mes después del triste suceso, la organización exige que se haga justicia y asegura que adelantará todas las acciones legales del caso para que el responsable pague por el daño que ocasionó y para que también quede un precedente del cuidado de la vida de los adolescentes y jóvenes.
“Como familia de acogida queremos saber, entender la situación que llevó a la muerte de él , porque es muy triste para todos. Queremos que se esclarezca este caso. La familia debe estar en las buenas y también en los momentos difíciles”, manifestó Angela Rosales, directora nacional de Aldeas Infantiles.
Será un proceso largo y “todos estamos muy unidos porque se llevará hasta las últimas instancias. Fue un joven que marcó la vida de Aldeas”.

Un soñador
Quienes convivieron gran parte de su vida con Alexánder aseguran que era un soñador, muy responsable y que todo lo que ganaba lo ahorraba para cumplir su sueño: comprar una finca para tener varios animales.
Fue desplazado por la violencia. Su familia asesinada por grupos armados.
En ese momento quedó solo y por temor comenzó a deambular por las calles hasta que fue hallado por una mujer que le brindó su apoyo incondicional.
En busca de un mejor futuro lo llevó para Aldeas Infantiles; sin embargo, nunca perdieron contacto.
Alexánder pocos recuerdos tenía de su pasado.
“Él era muy pequeño cuando llegó aquí (Aldeas) como 7 u 8 años y no hablaba de lo que había vivido, pero hicimos una familia. Su muerte fue un suceso duro para los que conocimos.
“No es justo que por una imprudencia o irresponsabilidad se le quite la vida a una persona”, manifestó uno de sus hermanos de la organización.

Un trágico despertar
El pasado 7 de junio, a las 5:00 de la mañana, Alexánder se dirigía hacia Lebrija donde trabajaba en una granja avícola, cuando una camioneta de alta gama que transitaba por el carril contrario, de un momento a otro, se pasó el separador y lo embistió.
El motociclista no tuvo oportunidad de reaccionar. Quedó tendido en el pavimento, metros adelante del Mausoleo La Esperanza.
Algunos conductores que presenciaron la brutal escena, se detuvieron para auxiliarlo, pero su deceso fue inevitable. Sufrió un trauma craneoencefálico severo así como fracturas en piernas y brazos.
Varios homenajes le hicieron sus allegados durante el sepelio.

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