Ninguna familia está exenta de que se le dañe la lavadora. Y desde que se popularizó su uso, distintas empresas y personas independientes se han encargado de ‘curar’ cualquier mal que sufra esta máquina.
En un pequeño taller, cerca al conjunto residencial la Ronda en Floridablanca, Pedro José Neira Cárdenas desarma y repara cuanta lavadora llegue. Equipado con docenas de repuestos y con la experiencia de casi cuatro décadas, todos los días abre las puertas de su local a las 9:00 de la mañana y atiende de manera continua hasta las 4:00 de la tarde.
La electrónica es el oficio de su vida debido a que “desde los 20 años, empecé a trabajar reparando televisores, equipos de sonido, planchas , licuadora y ahora me especializo en las máquinas de lavar”, relató el tecnólogo en electrónica.
Sus conocimientos tanto en el funcionamiento como en las ‘mañitas’ que esconde una lavadora familiar, lo aprendió de un colega que trabajó muchos años como técnico oficial de una empresa de electrodomésticos.
Para en ese entonces, las grandes marcas de este rubro disponían de una persona que realizaba el mantenimiento y los arreglos de sus productos. Sin embargo, este oficio se ‘descompuso’ con el pasar del tiempo.
Ahora, si un utensilio ‘le sacó la mano’, debe contactarse con personas independientes como lo es Pedro José. Aunque no haya una gran industria detrás, “todavía hay ‘camellito’ y esta labor hizo que sacara adelante a mi hijo Pedro Xavier e incluso puedo ayudar con las medicinas de mi mamá a sus casi 90 años” confesó el trabajador de 62 años.
Tras toda una vida dedicada a los cambios de bomba, arreglo de transmisiones y limpieza de tambores, Neira pronostica que en dos o tres años su carrera como técnico eléctrico finalizará ya que un mal en la columna ha mermado la cantidad de labores que puede realizar. “Espero que mi hijo continúe con el negocio y lo estoy encaminando hacia eso” afirmó el ‘mecánico de lavadoras’.
Mientras llega el tiempo del retiro, Pedro seguirá asistiendo sagradamente a su taller ubicado en la calle ocho con carrera díez, sin importar sí es lunes o domingo.