El 24 de diciembre de 2009, pasadas las 11:00 de la noche, Feliciano Ochoa González chocó de frente contra un poste en su natal Chima, Santander. El impacto fue producto del susto y descontrol que atravesaba el caballo que estaba montando.
A partir de aquella noche navideña, el joven comenzaría un camino que le cambiaría su vida por completo. Feliciano despertó ya en la madrugada del otro día con la noticia que tenía que estar mínimo un mes en el Hospital Internacional de Colombia, en la capital santandereana.
El resultado de los exámenes arrojó tres vértebras partidas y un trauma raquimedular, lo cual significó que no podría volver a caminar. A puertas de cumplir 21 años, el joven recibió como un ‘corrientazo’ la noticia y después de los procedimientos médicos, se encerró en su casa durante 4 años.
Durante este tiempo, Ochoa presenció el fallecimiento de su padre, tras 6 meses después del accidente, y se acomodó a una rutina que consistía en ir de la casa al hospital y viceversa.
No fue hasta que la necesidad y ganas de hacer algo distinto, hizo que el joven chimeño saliera de la casa para vender artesanías, rifas y lo que hiciera falta para apoyar económicamente a su mamá y sus cuatro hermanos. Además decidió mudarse a ‘la cuna de la libertad de América’: El Socorro, Santander.
Pero sería en agosto de 2022 que encontró la vocación ideal: grabar videos de sus aventuras. “Con la redes quería demostrar que incluso en silla de ruedas se puede ser feliz e incluso hacer turismo por el departamento” aseguró ‘Felicito’, como es conocido en redes sociales.
Los videos conociendo pueblos y emprendimientos han generado un alcance promedio entre 50 y 100 mil seguidores, lo cual lo convirtió en una voz autorizada para hablar de la provincia comunera.
A tal punto que en el periodo electoral de 2023, prácticamente los 12 candidatos a la alcaldía de El Socorro pasaron por su sección de entrevistas que fue vista por miles de personas en Facebook (Aventuras Felicito).
Ya son meses creando contenido junto a sus ‘manos y piernas’, Lucero Castro, su gran amiga y enfermera y para él no hay impedimentos para seguir sus sueños ya que: “los sueños sólo mueren cuando muere el soñador”.
