Ante el inminente freno de las exportaciones de carne, Fedegán augura una catástrofe en la ganadería colombiana. Ya en noviembre de 2023, la caída es del 34 %, si se compara con el mismo periodo del 2022.
Así se lo hizo saber el presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), José Félix Lafaurie, en una carta dirigida al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
Lafaurie Rivera expresó en la misiva que en el 2022 el sector tenía la meta de ventas internacionales de carne, leche y derivados y animales vivos por 500 millones de dólares, que fue superada con un total de 524 millones de dólares al final del año.
“Sin embargo, a noviembre de 2023, el total llegaba a 306 millones de dólares, con una estimación de 345 millones de dólares para el año, que se explica, fundamentalmente, por la disminución del 19 % en el precio internacional de la carne y por la apreciación del peso en 17 % durante el año”, agregó.
Caso Minerva
El dirigente gremial precisó que estas causas externas ya generaron durante dos semanas el cierre de las dos plantas de la multinacional Minerva (Bucaramanga y Ciénaga de Oro), responsable del 90 % de las exportaciones, y su persistencia “nos enfrenta al riesgo latente de su salida del país, lo cual representaría el colapso exportador y una verdadera catástrofe para nuestra ganadería”.
Hay que recordar que en agosto del 2023 el centro de producción de carne bovina ubicado en Bucaramanga y operado por Minerva Foods suspendió temporalmente las operaciones de faena por la caída de los precios internacionales.
En ese momento, la compañía detalló que cerró la planta “debido a la caída del dólar, la baja en los precios internacionales de la carne bovina y la disminución del consumo en el mercado interno”.
Ante este caso y para que no se repita, el dirigente gremial le reiteró al ministro de Comercio, Germán Umaña, que lejos de retroceder en el esfuerzo para diversificar los destinos exportadores, de la carne principalmente, es necesario redoblarlos a partir de una agenda diplomática, comercial y sanitaria que permita derribar las barreras no arancelarias que hoy imponen diferentes mercados.
Incluso, en su columna semanal, titulada ‘La encrucijada del sector cárnico’, el dirigente gremial recordó tres situaciones:
1. La inflación mundial cedió y bajó el precio internacional.
2. Mientras el peso se apreció en beneficio de los importadores, el real brasileño, la moneda del gran vendedor en la región, se devaluó y su carne alcanzó mayor competitividad-precio.
3. Como lo que uno gana otro lo pierde, “nuestra menor competitividad por tasa de cambio llevó al cierre, entre agosto y septiembre, de las dos plantas de la multinacional Minerva, responsable del 90 % de las exportaciones”.
¿Qué está pasando?
Frente al riesgo latente de la retirada de Minerva, porque las multinacionales ponen sus inversiones en donde hay mejores condiciones para que la rentabilidad prospere, explicó que esto representaría el colapso exportador para Colombia y una verdadera catástrofe para la ganadería.
Al respecto, Fedegán reiteró que el precio, con su mayor cota en mayo de 2022 a $9.600 kilo/potrero/báscula, hoy ronda los $7.400 y podría caer a $6.500.
Óscar Cubillos Pedraza, director de la Oficina de Planeación y Estudios Económicos de Fedegán, explicó que, efectivamente, hay un tema de menor tasa internacional o de cambio que desestimula a quien exporte, “teníamos una tasa de cambio de casi $5.000 a finales del 2022 y en diciembre del 2023 estaba en $3.900”.
Adicional, Cubillos dijo que hay un esfuerzo por abrir mercado en China, en donde se está en la tarea de exportar, y hay otros mercados que, con tratados a libre comercio, no se están aprovechando. Por ejemplo, el mercado de Estados Unidos.
“Ese TLC está firmado desde mayo de 2012 y estamos en enero de 2024 y no se ha logrado exportar ni un solo kilo de carne a Estados Unidos, siendo un mercado de gran interés para nosotros, por tener gran valor y pagar muy bien la carne. Todo eso ha estado quieto porque no tenemos trazabilidad e identificación animal”, explicó el director.
Al pasar al tema de Minerva, Cubillos planteó que las anteriores variables afectan a esta compañía, pero también lo que sucede en el mercado interno. “Por ejemplo, el sacrificio clandestino”.
En 2013, el sacrificio formal de bovinos era de 4,1 millones de animales. En el último año, estuvo por el orden de 3,2 millones. Es decir, casi un millón de animales menos.
“No es que la gente esté dejando de comer carne, es que ha aumentado el negocio informal. Nosotros estimamos que está entre 35 %y 40 %, mientras que los frigoríficos lo proyectan entre el 48 % y 49 %. Es una gran cantidad de animales que se están sacrificando clandestinamente, eso es una competencia desleal”.
Cubillos advirtió que ese control le corresponde a la autoridad sanitaria, como el Invima, así como a la autoridad fiscal, a cargo de la Fiscalía, y la autoridad policial, así como a los gobiernos nacional y locales.
Para afrontar estas problemáticas, el director precisó que se necesita mayor diplomacia sanitaria y comercial, para no solo pensar en los 27 mercados abiertos para Colombia, como su mercado interno, sino en aquellos en donde hay tratado de libre comercio. “Estamos llegando a mercados en donde no hay tratado de libre comercio”.
De esta manera, el 93 % de la carne que se produce en Colombia es para consumo nacional. Y si bien los precios internacionales han estado a la baja, el mercado interno se ha ido recuperando y ha crecido 1,5 % en el último semestre.
Mayor dinámica
Lafaurie Rivera le insistió al ministro de Comercio que la consigna es la consecución de nuevos mercados. En ese camino hay alternativas que se deben explorar, como la recuperación del mercado natural de Venezuela y los países andinos, o una estrategia que mire hacia Centroamérica: Costa Rica, Salvador, Guatemala, Honduras y, por supuesto, México.
“Para Fedegán, el tema va más allá del aporte al proceso diversificador. Las exportaciones tienen un efecto en la modernización productiva y ésta sobre los precios y la rentabilidad, que redundan en bienestar al ganadero y mejoramiento de la vida rural. Así pues, una caída en las exportaciones, de carne principalmente, es una amenaza para la ganadería y el desarrollo social de sus regiones”.
Además, las ventas internacionales de carne, leche y otros productos del campo colombiano hacen parte de los planes de este y otros gobiernos que han planteado una menor dependencia de las rentas de la industria del petróleo dentro de la canasta exportadora.