Las 1.360 unidades de viviendas entregadas a las víctimas de conflicto armado presentan escasez del líquido vital hace 4 años. Desde el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga, Amb, se detectó que la falla se presenta debido a que el material de los tubos no soporta la presión de los litros de agua.
Aunque el daño está detectado, cuando los habitantes solicitaron el mantenimiento del sistema de alcantarillado la respuesta fue: “comuniquense con el ingeniero que maneja las redes de tubería”.
Yamile Benavides, residente del sector, ya ha hecho llegar un radicado explicando la situación que no solo deja tanques vacíos, bolsillos también. “Son 20 millones de pesos que hemos invertido en arreglo de tuberías en cada torre a lo largo de 9 años que estamos aquí” afirma Benavides.
Las 30 torres fueron construidas gracias a un contrato por 54 mil millones firmado el 6 de diciembre de 2021 entre el Gobierno Nacional y una reconocida constructora para poner en marcha el proyecto de Vivienda de Interés Prioritario, VIP.
El en ese entonces Ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras declaró al día siguiente de la firma del contrato que los apartamentos “cuentan con el mejor músculo financiero, la capacidad técnica para entregarnos unas viviendas de las mejores condiciones y características”.
Lo cierto es que, sin el servicio como debe ser, el recibo no ha parado de llegar desde octubre. A inicio de mes, sagradamente llega el documento con la tarifa que ronda entre 50 a 60 mil pesos.
Los residentes del sector alarmados por la larga espera manifiestan que no desean que les regalen nada sino que la tubería funcione adecuadamente. Amanda María Guerra Hernández, reveló que:” Hasta para cobrarnos hay confusiones porque no revisan contadores por apartamento sino que van al medidor y apuntan. Este mes me llegó el recibo por 167 mil pesos, un valor muy alto comparación de otros”.
El problema es hasta de salubridad, ya que adultos mayores o personas en condición de discapacidad han visto reducido el acceso al baño o aseo. Melany Alejandra Niño, de 21 años, ejemplifica la crisis de que viven las familias de la urbanización. Ella cuenta que: “Mi mamá en estado de discapacidad y con 4 niños en casa, es complicado conseguir el agua que necesitan todos. Hay ocasiones en las que pasan hasta 3 días sin poder bañar a mi madre”
Ante la escasez, los habitantes solían acudir a un pequeño poso en la zona trasera de las torres. No obstante, con la falta de lluvias y la creación de asentamientos más arriba de la zona, la calidad de las fuentes hídricas naturales se ha visto deteriorada.