La noche del pasado primero de septiembre, un hombre en motocicleta ‘repartió’ bala en el barrio Alares, en Floridablanca.
El ataque, ocurrido a las 7:45 p. m., tuvo lugar frente a una droguería en la calle 58 con carrera 13, cerca de la cancha de fútbol, donde dos personas fueron el blanco: una de las víctimas estaba sentada sobre una motocicleta mientras que la otra tenía su cuerpo recostado sobre un poste de energía, ambos portaban cascos y, al parecer, se dedicarían al domicilio y el transporte informal en motocicletas.
Según quedó evidenciado en cámaras de seguridad, al lugar arribaron dos hombres en moto, el parrillero desenfundó un arma de fuego y disparó en por lo menos cuatro oportunidades contra el hombre que estaba sentando en la motocicleta. Las balas también alcanzaron a la otra persona que estaba en el poste quien terminó con una lesión en un brazo y otra en una pierna. Se desconoce si también para él iba el atentado.
El primer lesionado logró correr y se escondió en una tienda de venta de ropa. Otro video también muestra cuando la Policía acudió al lugar y lo trasladó malherido a un centro médico.
Q’hubo conoció de manera extraoficial, que todo sería el resultado de rencillas entre mototaxistas, “eso ocurrió el viernes pasado, son unos mototaxistas que se hacen en ese punto, las personas no pusieron denuncio, informan que, al parecer, se trata de rencillas, discordias entre transportadores informales quienes andan armados”.
Ante esto, las autoridades adelantan controles en la zona. Por fortuna, las heridas no fueron de gravedad. “Uno tiene un impacto en el hombro, pero no hay denuncia sobre la situación, no quieren aportar datos, creemos que hay algo oculto”.
Otro caso
Cabe recordar que el 14 de junio pasado, rencillas entre mototaxistas dejaron un muerto en el sector de La Isla, en Bucaramanga.
A las 8:40 de la mañana de ese día, Jorge Leonardo Mejía Ballesteros, quien se ganaba la vida como mototaxista, venía llegando a la esquina de la calle 56 con carrera 17C a buscar alguna carrera. En este lugar también se encontraban otros transportadores informales, así como vendedores ambulantes de comida.
De un momento a otro llegaron cuatro motos, sus conductores empezaron a amedrentar con armas blancas y de fuego a los motociclistas. “Llegaron ahí varias motos, como tres o cuatro, con cinco o seis tipos, nos rodearon. Yo pensé que me venían a robar mi moto, pero no fue así. Me golpearon y me preguntaban que dónde estaba él, qué yo sabía dónde vivía. Yo les preguntaba quién. Salí corriendo, dejé la moto tirada y ahí escuché los tiros”, relató un testigo a Vanguardia.
Todo parece indicar que aquella persona a quien buscaban era a Mejía Ballesteros. Al encontrarlo, uno de ellos sacó un arma de fuego y disparó en tres oportunidades, propinándole un tiro letal en el pecho.
“Uno trabajando tranquilamente cuando llegaron unos carajos. Lo que escuché fue plomo parejo, me lancé al piso porque la vida de uno está en riesgo. Le dispararon, salió corriendo, escupió y me chispeó la sangre, ya luego cayó al suelo prácticamente muerto. Él apenas venía llegando ahí a trabajar”.
Los móviles
Ocurrido el homicidio, la Policía y el CTI de la Fiscalía hicieron presencia en el sector para recopilar los testimonios de testigos, videos de las cámaras y demás evidencias para esclarecer lo sucedido e identificar a los responsables.
Esta redacción conoció que los señalados responsables de este hecho son de nacionalidad venezolana y trabajan también en la zona, una cuadra más arriba de donde pasó el homicidio (diagonal 15 con calle 56).
El origen del hecho violento, según las autoridades, habría obedecido a un problema de intolerancia acaecido sobre las 8:00 de la mañana del día anterior.
En principio, según lo relatado por un testigo, un familiar de uno de los ahora homicidas se encontraba comiendo con su pareja y un grupo de mototaxistas, entre ellos Jorge Leonardo, lo habrían agredido pensando que también había llegado a trabajar como ‘pirata’ en la misma zona.
Una persona se percató de lo sucedido y le dio aviso al homicida, quien bajó con todo su ‘combo’ a cobrar venganza por la agresión que sufrió su familiar. Y tal parece que lo logró a sangre y fuego.
Mejía Ballesteros era bumangués, residente del barrio Café Madrid, en el norte de la ciudad, en donde hoy los suyos lloran su partida.