Aunque para muchos o muchas es realmente desagradable, el comerse las uñas es un mal hábito bastante común en las personas. Incluso, para algunos esto puede traer complicaciones de salud negativas.
De hecho, algunos expertos le llaman a esta costumbre onicofagia y advierten que puede revestir un problema psicológico. Además, afecta la salud de los dientes, que no están diseñados para morder ese tipo de tejidos de forma constante.
Pero, ¿qué es la Onicofagia?
La onicofagia parte de un grupo de condiciones psicológicas que se conocen como “comportamientos repetitivos centrados en el cuerpo”, llamados Bfrb. Este término incluye una amplia gama de condiciones que crean una relación entre la dermatología y la psicología.
Una investigación que fue publicada este 19 de julio en la prestigiosa revista JAMA Dermatology, se propuso encontrar cuáles son los mejores métodos para evitar que las personas se coman las uñas y dejen otros Bfrb como pellizcarse la piel a sí mismos, tirar de su propio cabello y morderse los labios o los cachetes.
Los investigadores indicaron que los Bfrb son trastornos frecuentes, pero en la actualidad no se están diagnosticando de forma adecuada. Esto implica que tampoco se están recetando tratamientos para las personas que los padecen.
Para eso, los investigadores realizaron un ensayo clínico aleatorizado que usó herramientas en línea durante el transcurso del año pasado, como videos en la web.
A través de redes sociales fueron reclutados, inicialmente, 481personas que ingresaron a la evaluación.
Después fueron 213 excluidos, por lo que al final se obtuvo una muestra de 268 personas. Todo esto en un periodo de seis semanas.
¿A qué se referían con “técnica sencilla”?
Se trataba de una medida bastante sencilla que muchas personas ignoran, sin embargo, mostró resultados positivos en la mayoría de individuos que participaron en el estudio.
En este se les pedía que se frotaran con suavidad la yema de los dedos, la palma de la mano o la parte posterior del brazo cuando menos dos veces al día. Al final, estas simples medidas, que también involucran al cuerpo, pero no generan daños, ayudaron al 53 % de las personas que participaron en la investigación.
“La regla es simplemente tocar tu cuerpo ligeramente”, afirmó el autor principal del estudio, Steffen Moritz, jefe del grupo de trabajo de neuropsicología clínica del Centro Médico Universitario de Hamburgo-Eppendorf, en Hamburgo, Alemania.
“Si está bajo estrés, puede realizar los movimientos más rápido, pero no con más presión aplicada por sí mismo”, agregó el investigador. Sin embargo, reconocieron que aún falta investigar estas intervenciones con mayor profundidad y en grupos de personas más grandes.
“Las limitaciones del estudio incluyen la falta de evaluación externa y diagnósticos verificados. Además, al estudio le faltan datos de seguimiento. El reemplazo del hábito de autoayuda es prometedor para reducir los Bfrb, pero no los síntomas concomitantes”, concluyeron los investigadores.