Hasta ‘Los Monos’ se crisparon con el hecho sádico y sangriento que se registró en esa vereda de Piedecuesta la
madrugada del lunes.
Juan Felipe Pico Flórez y “Misath” de 30, parrandeaban en un establecimiento nocturno de la ‘vida alegre’ en el sector de Las Palmas, por la vía nacional.
Habrían consumido bebidas embriagantes toda la noche hasta que, hacia las 2:45 a.m., la combinación de
tragos y una diferencia con otro grupo de personas, suscitó una riña infernal.
Juan y Fabio se involucraron en una pelea violenta donde Diego Alejandro Valencia Rincón fue atacado a machetazos en la cabeza, cuello y brazo izquierdo.
Aún así, con los reflejos, quizá por instinto de supervivencia, Diego salió corriendo, intentaba frenar el ataque, evitar que lo masacraran.
Corría y dejaba la estela de horror que manaba de sus arterias como huella del terror sobre la tierra y el pavimento. Apoyó sus manos en la parte trasera de una camioneta blanca estacionada en una bahía… Hasta ahí llegó
su rastro siniestro.
Al tiempo, Flórez y “Misath” emprendían la huida hacia Piedecuesta, pero no se salvaron de la furia de quienes al parecer, eran los dueños del establecimiento.
Se fueron sin pagar la cuenta y el cobro resultó letal. Los persiguieron con un taxi y cuando llegaron a la entrada
de la vereda El Guamo, desde el vehículo les propinaron varios tiros.
Cuando los vieron caer, los asesinos siguieron en fuga. “Misath” murió de inmediato y Felipe quedó agonizante.
En una ambulancia lo trasladaron a la Clínica de Piedecuesta donde murió minutos después por un disparo letal en el pecho.
Al mismo centro hospitalario fue trasladado Diego Valencia quien logró salvarse de los machetazos. Las autoridades dijeron que se encuentra estable.
Silencio cómplice
Después de aquel violento episodio, el silencio imperó en la zona durante la mañana.
“Fue ahí, mira, en ese portón pasó todo, mira la sangre. No sé qué pasó pero fue ahí”, dijo un hombre de nacionalidad extranjera señalando la entrada al bar.
“Yo llegué hoy a trabajar y la policía me preguntó si a mi taller entraron los heridos, pero les dije que aquí solo tengo perros, nadie entró. Quedó sangre aquí en la entrada pero ya le echamos tierra encima”, contó el dueño del lugar.
En la entrada al Guamo, las personas que estaban sentadas en las bancas de madera miraban estremecidas el sendero.
“En este lugar sí pasan cosas, aquí al lado mataron al mototaxista hace una semana y ahora esto”, comentaban, teniendo en sus retinas aún las imágenes de los hechos funestos que no cesan en Piedecuesta.