El ataque con misiles que desplegó Rusia en la noche de este martes sobre la ciudad ucraniana de Kramatorsk, que al cierre de esta edición dejaba más de 40 heridos y 3 muertos, por poco le cuesta la vida a tres colombianos que estaban cenando en el restaurante que fue impactado por el cohete.
Se trata del exnegociador de Paz y exembajador ante la Unión Europea, Sergio Jaramillo, del escritor antioqueño Héctor Abad Faciolince, y de la corresponsal de guerra Catalina Gómez, quienes resultaron con heridas superficiales y manchas de sangre en su ropa tras el brutal ataque ruso a un complejo comercial civil.
El lugar en el que se encontraban se llama RAI Pizza y quedó en ruinas. Además, una de las personas que estaba en la mesa con los colombianos, quien fue identificada como Victoria Amelina –una reconocida escritora ucrania– quedó gravemente herida.
“Nosotros estamos bien, pero nuestra amiga y compañera de viaje, Victoria Amelina, está entre la vida y la muerte”, le dijo Abad a El Colombiano a través de un mensaje de WhatsApp.
os colombianos estaban en esa ciudad porque se encuentran realizando un recorrido por la región del Donbás, con el fin de recoger información para su movimiento ¡Aguante Ucrania!
En un comunicado –firmado por Jaramillo y Abad– se aclaró que la base de ese movimiento es expresar “la solidaridad de América Latina con el pueblo de Ucrania frente a la barbaridad e ilegal invasión rusa”, que ya lleva un año y medio de haber comenzado por orden directa de Vladimir Putin.
En sus mensajes con este diario, Abad condenó este último ataque ruso a instalaciones civiles ucranianas y los calificó como “otro crimen de guerra de Putin”.
Lo que lograron ver
Frente a la fachada destruida del restaurante y su interior, aún parcialmente en llamas, una multitud de civiles se reunió junto a soldados, rescatistas, el alcalde de la ciudad y el gobernador.
El último balance de las autoridades es de tres muertos y más de 40 heridos, entre ellos un niño. Según el gobernador regional, Pavlo Kyrylenko, fueron disparados dos cohetes y uno de ellos fue el que impactó el restaurante en el que estaban cenando los civiles.
Kramatorsk, una ciudad de 150.000 habitantes, es la última gran área urbana bajo control ucraniano en el este del país y está a unos treinta kilómetros del frente de guerra.
Ruslan, un chef de 32 años, confirmó que había “bastantes personas” en el momento del impacto. “Llegué, estaba de pie y me enterró”, dijo. “Tuve suerte”, aseguró señalando al cielo.
Ese lugar, además, era frecuentado con regularidad por los corresponsales de guerra que llegan desde el exterior y que encuentran en Kramatorsk una ciudad que aún resiste la sangrienta invasión ordenada por Putín.