El solsticio es un Sol quieto. Al menos ese es su significado en latín, la lengua de los antiguos romanos. Este fenómeno se da cuando el sol está más cerca o más lejos de uno de los hemisferios de la Tierra.
En consecuencia, las horas de sol duran más o menos. Más cuando el sol está cerca o menos cuando está lejos. Por ejemplo, el 21 de junio el día clareó más rápido en Colombia. Y la razón es porque estamos en el solsticio de verano.
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Este año, el verano inicia el día 21 de junio. Por el contrario, el solsticio de invierno será entre el 21 y 23 de diciembre, es decir, el día más corto o con menos luz solar.
Los solsticios han tenido un fuerte impacto en las civilizaciones, a lo largo de la historia. Por ejemplo, para los pueblos europeos de la antigüedad el solsticio de verano tenía un significado de esperanza y daba el inicio a la época del año marcada por los meses cálidos, algo muy importante para los humanos antes de la invención de la calefacción artificial.
Por su parte, en América las civilizaciones prehispánicas también le dieron un significado especial a este día. Para citar un caso, los mayas construyeron monumentos que juegan todavía con estos fenómenos astronómicos.
La tarde del día más largo, la pirámide central de Chichén Itzá se convierte en el punto central del turismo de México. Hasta ella van los viajeros para ver cómo el sol ilumina una parte de la construcción milenaria mientras que la otra está en penumbras.
Este año, el solsticio de verano se da una época muy calurosa en Colombia, una signada por el sol de una manera que pocas veces antes se ha registrado una igual.