Son varias las dudas que rodean la muerte de Luis Miguel Olivar Hernández, un hombre de 29 años que falleció al recibir un disparo de escopeta calibre 16 en el pecho, mientras se encontraba en la vereda Bocas Laguada, en zona rural de Girón.
De manera preliminar la Policía expresó que, al parecer, los móviles del asesinato estarían relacionados con un intento de hurto cuando la víctima ingresó a una finca.
Quien le disparó es un hombre de 56 años, que está plenamente identificado, y en ese momento expresó su voluntad de presentarse ante la justicia.
Pero para sus seres queridos, Luis Miguel no era ningún ladrón. Él bajó el fin de semana a un terreno propiedad de su núcleo familiar, el cual estaban recuperando para sembrar diferentes productos.
“La finca de nuestra familia queda al frente del predio de la persona que lo asesinó. Somos propietarios hace más de 50 años y tenemos las escrituras públicas. Estamos sembrando unos limones y bajó a ver cómo está el cultivo. A mi familiar lo mataron en una vía pública, ni siquiera fue al interior de la finca del que le disparó”, indicó uno de sus primos.
Su cuerpo quedó frente a una tienda, también propiedad de la persona que accionó la escopeta.
“Solo se conoce la versión del hombre que lo mató y de su hijo quienes eran los únicos presentes. No sabemos si hubo un intercambio de palabras”.
De Luis Miguel sus familiares señalaron que tenía un trabajo
estable, donde desempeñaba oficios varios, era soltero, sin hijos.
La única explicación de lo que pudo haber sucedido es una disputa de tierras. Ya que han existido enfrentamientos entre la familia del victimario y la víctima en esta zona rural de Girón.
“Esa vereda ha tenido muchos problemas de derramamiento de sangre por propiedades. Incluso nosotros llegamos hace algún tiempo con el ánimo de conciliar y olvidar el pasado, que si había algún rencor se dejara atrás”, finalizó el primo.