Encontrar alegría en los momentos de más desesperanza ha sido la labor ‘titánica’ de Jhon Fernando Ramos, un santandereano de 26 años, quien decidió convertirse en un instrumento de servicio para los niños con cáncer y con enfermedades graves.
Su labor empezó hace ocho años, cuando descubrió la injusticia de un mal servicio médico entorno a un niño, paciente de cáncer. La Empresa Promotora de Salud ya liquidad, Coomeva, se negaba a aprobarle un transplante de médula ósea.
“Si bien no soy abogado ni tengo estudio en leyes, sí sé cómo interponer tutelas. Cuando llegué a este caso, me contacté con la madre del niño y le dije que estaba dispuesto a ayudarle y así lo hicimos, hasta que conseguimos una respuesta afirmativa por parte de la EPS”, contó Ramos.
Aunque este santandereano es animador, de profesión, se ha encargado de capacitarse en temas legales para seguir ayudando a los niños a conseguir la autorización de sus tratamientos urgentes. De modo que ha mantenido comunicación con los familiares, que han regado la voz de sus buenas acciones.
“Por lo general, los abogados le cobran a estas personas por sus servicios, y esto es un costo que ellos no pueden resolver, entonces para eso estoy”, agregó.
De las tutelas a sueños hechos realidad
Empapándose de estas historias que ‘arrugan’ el corazón, Jhon empezó a realizar otro tipo de actividades en beneficio de los niños que padecen enfermedades y graves, por supuesto aquellos que han sido diagnosticados con cáncer.
Empezó a frecuentar a estas familias. A indagar en los sueños de los niños, sobre todo aquellos, que por la condición de su diagnóstico es casi inminente su deceso.
Fue así como se convirtió en un mago de los deseos. Si un niño quería ser Policía, el movía cielo y tierra con sus amigos de esta institución y le permitía cumplir al más pequeño su sueño de vida.
“Este caso me conmovió. Yo llamé a unos amigos que tengo en la Policía y ellos nos ayudaron. Lo vestimos como Policía; él habló por el radio, fue realmente feliz”, contó.
Se fueron 100 niños a cine
Otra de los retos que Ramos consiguió fue llevar a 100 niños con cáncer y sus familiares a cine a ver Mario Bros.
Esta acción tan difícil de llevar a cabo, la consiguió haciendo una campaña por redes sociales, y motivando a la donación del dinero suficiente para llevar a los más pequeños a ver esta película.
Finalmente, lo consiguió. Además de presenciar una tarde de diversión, los pequeños recibieron refrigerios, helados y tuvieron una tarde de juegos, que el centro comercial Megamall les donó.
En compañía de marcas como Camachos, la Yogur y otras iniciativas privadas, este bumangués ha hecho realidad estas iniciativas, que sin duda, hacen felices a quién más lo necesita.
A la par de este trabajo, este ‘buena papa’ también se ha vinculado a estrategias sociales con niños de bajos recursos, a quienes ha apadrinado y también buscado los fondos, mediante colectas voluntarias, para poder satisfacer algunas de sus necesidades.
Sumándose a la iniciativa de la Fundación Hope, Ramos también ha colaborado a esta institución sin ánimo de lucro para llevar a cabo estrategias en pro de la educación de los niños que padecen esta terrible enfermedad
