Más de 30 lotes abandonados han generado una emergencia sanitaria y de orden público en el barrio Los Cedros, ubicado al sur de Piedecuesta.
Estos sitios se han convertido en tierra de nadie. Vecinos los usan como pequeños islotes de basura, otros para el baño público de sus mascotas, y el ‘hampa’ para esconderse en la maleza y ocultar armas blancas o los objetos que han hurtado.
El abandono de estos terrenos ha puesto ‘en jaque’ la seguridad del sector y sobre todo el ambiente sano, pues de estos sitios emanan olores nauseabundos que los vecinos no soportan.
Por otro lado, estos lotes se han convertido en criaderos de vectores. Las lluvias generan ‘charcos’ en donde crecen mosquitos que atentan contra la salud de quienes residente en los sectores aledaños.
Ante esta situación, la Junta de Acción Comunal pide a los dueños de estos terrenos que realicen las medidas de limpieza correspondientes, y también se lleve a cabo un proceso de cercado como lo exige La Ley.
Un plan ‘se busca’
Previo a tomar acciones legales, los habitantes de este sector les solicitan a los propietarios identificar los predios de cada uno y así evitar que estas situaciones se prolonguen.
También han pensado implementar la estrategia ‘este lote busca su dueño’ para dar con el paradero de estos propietarios que han dejado a la deriva sus terrenos.
Por otro lado, la comunidad, liderada por la JAC del barrio, recolectará firmas para solicitar a la Oficina de Planeación dar con los dueños de estos baldíos. Además de exigirles cumplir con la norma.
Son más de 200 familias las que están afectadas por esta situación sanitaria que desencadena olas de inseguridad ante tal abandono.
Por el momento, a la comunidad le ha tocado tomar acciones individuales para no caminar en horas nocturnas cerca a estos terrenos, pues la maleza puede ocultar a los ‘amigos de lo ajeno’.
De hecho, en Los Cedros se han presentado situaciones de orden público que mantienen alerta a la comunidad.
Para quienes residen allí, el cercamiento de estas propiedades es vital en la lucha contra la delincuencia. De esta manera, ‘los escampaderos’ dejarían de existir dentro de las instalaciones del vecindario.