Dicen que después de la tempestad, viene la calma, pero lo vivido el pasado lunes en Floridablanca es como un tifón, que a su pasó deja grandes destrozos.
Así se describe el lado oscuro de las provocaciones y enfrentamientos entre jóvenes manifestantes y el Esmad en la zona de Cañaveral.
Los daños materiales quedaron reflejados en la mañana de ayer, cuando los primeros rayos del sol se asomaban y quienes salían a trabajar, se encontraron con escombros en las vías.
El caos por las protestas pasó de la autopista a los barrios, donde miles de habitantes tuvieron momentos de angustia y mucha confusión.
“Estaba jugando el chance, cuando una ola de jóvenes corrían por la vía, varias personas estaban conmigo y nos tocó refugiarnos en este local. Fue terrible ver una batalla campal en un sector tranquilo”, dio Argemiro Padilla, un hombre de 65 años que narró los momentos de efervescencia, ocurridos ayer en la carrera 12 de Ciudad Valencia y Rosales.
Todo comenzó cuando pasadas las 5:00 de la tarde, la Policía quiso despejar las vías. Allí las riñas comenzaron y el daño a la estructuras no se hicieron esperar.
“Dañaron gran parte de las estaciones de Metrolínea; se metieron con el Centro Comercial Caracolí, la Dirección de Tránsito del municipio y que decir del pánico que vivieron los habitantes de Valencia, Rosales, Guanatá, Villabel y Santa Ana”, comentó un grupo de personas en una tienda del sector.
Sobre las 6:00 p.m., vino el momento tensionaste.
El Esmad apareció para dispersar a la multitud, descendieron por el sector de Lagos I y llegaron hasta la cancha de Ciudad Valencia.
Los manifestantes con palos y piedras comenzaron su defensa; los ataques convirtieron el sector en un ‘teatro de batalla’.
Gases lacrimógenos volaban para disipar a los jóvenes; ellos corrías, mientras los dueños de establecimientos comerciales cerraban. Todo era casos.
El punto más neurálgico vino cuando atacaron el CAI de Villabel. Hubo disparos y quienes estaban allí sólo intentaban pedir refuerzos.
Con el paso de los minutos y la intervención de la tanqueta de agua del Esmad, los enfrentamientos se disiparon, los jóvenes se refugiaron y poco a poco volvió la tranquilidad al sector.
