Karol G culminó su gira mundial “Mañana será bonito” en el emblemático estadio Santiago Bernabéu, hogar del Real Madrid en España. Sus conciertos dejaron una huella imborrable entre sus seguidores y marcaron un hito en el ámbito del entretenimiento, recibiendo incluso elogios de sus críticos más duros.
Reconocida como una de las artistas latinas más influyentes a nivel mundial, Karol G se une a la lista de estrellas del reguetón como Maluma y Feid, con sus canciones resonando y siendo disfrutadas en diversas partes del mundo. Sin embargo, hay una ciudad que ha prohibido a un gran número de artistas del género.
En el sur de España se encuentra La Línea de la Concepción, una ciudad en la comunidad autónoma de Andalucía. En esta región, la música moderna, popular entre las generaciones más jóvenes, se enfrenta a la tradición, especialmente durante las celebraciones religiosas.
El municipio andaluz ha prohibido escuchar reguetón y otros géneros urbanos durante el Domingo Rociero, una decisión que, aunque respeta la tradición, ha generado controversia entre los fanáticos de los artistas paisas.
La normativa, implementada desde 2019, busca preservar el carácter sagrado del Domingo Rociero, una celebración religiosa en honor a la Virgen del Rocío.
Esta festividad tiene lugar el primer domingo de la Feria de Andalucía, coincidiendo con el fin de semana del Domingo de Pentecostés. El objetivo es mantener un ambiente de devoción y respeto durante este evento, por lo que las autoridades consideran esencial restringir la música moderna para proteger la tradición.
Durante esta celebración, los habitantes deben evitar escuchar géneros como reguetón, rap, rock, y música electrónica, y en su lugar, promover los géneros tradicionales como las sevillanas y el flamenco. Esta medida busca fortalecer la identidad cultural y el sentido de comunidad, resaltando las raíces andaluzas en un momento de devoción y celebración colectiva.
Las autoridades aplican esta normativa con rigor, asegurando su cumplimiento estricto. Aquellos que no la respeten pueden enfrentarse a multas de hasta 700 euros (más de tres millones de pesos colombianos). Aunque ha generado críticas entre las generaciones más jóvenes, la norma se mantiene como una parte inmutable de la festividad anual.