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En el Rincón de Girón, lo atiende ‘Blanquita’ con toda la amabilidad

Como un salvavidas surgió la tienda de doña Blanca. En el 2020, sus familiares quedaron desempleados. Esto los motivó a fundar la tienda.

Como un salvavidas surgió la tienda de doña Blanca. En el 2020, a raíz de la restricciones de movilidad, sus familiares y ella se quedaron sin fuente de ingresos fija. La preocupación por no poder costear los gastos diarios, los motivó a lanzar una tienda.

Aunque doña Blanca Inés Quiroga ha vivido 40 años en el Rincón de Girón, nunca se había dedicado a una tienda.

Por lo que sus vecinos, hoy clientes, se sorprendieron al ver su casa transformarse en un auténtico negocio.

“Pusimos unas rejas, compramos los escaparates, dividimos el hogar del negocio con una puerta y así empezamos”, contó la tendera.

El negocio ha sido próspero, pese a los tropiezos de la inflación. “Aquí llegan varios clientes, que han sido amigos por años y saben que acá se les da un buen trato”, añadió Blanca.

Al ser una tienda peatonal, en medio de la calle 18, a los vecinos se les hace de fácil acceso acudir donde Blanquita.

En menos de 20 minutos, más de 10 clientes ya le han comprado. “Lo que uno necesita para salir adelante en este negocio es ser buena gente. Saludar y saber consentir al cliente en los productos que le gustan”, señaló la mujer.

Ahora ella es la dueña y señora

Aunque, en principio, la tienda fuera compartida. Ahora ella es la dueña y señora. Sus familiares consiguieron nuevamente oportunidades laborales, y ahora ella es quién lidera el negocio.

“He tenido que acostumbrarme a este negocio, y aunque ahora no son los mejores tiempos para todos. He estado al frente del cañón por los clientes que hacen el ‘esfuercito’ por comprarme”, relató esta empresaria.

Una echada pa’ lante

Desde sus 16 años, esta santandereana ha trabajado. Empezó en una fábrica de café, siguió con la modistería, hasta que encontró una estabilidad económica en la zapatería.

A sus 60 años, sigue trabajando. Ahora es la tendera favorita de la cuadra. Y sus amigos, se convirtieron en sus mejores clientes. “Doña Blanca es una de las tenderas más amables de nuestro barrio y agradecemos que sea una persona servicial”, agregó Víctor Colmenares, uno de los habitantes de este sector del vecindario.

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