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Un taxista hogareño y con mucha entrega

“Ser taxista es muy bonito. Servirle a la comunidad es lo mejor. Tengo la facilidad de poder intercambiar anécdotas con quienes me hablan, y dar consejos”.

Juan Carlos Ferreira es un bumangués dedicado al oficio de ser taxista desde hace 10 años.
Comenzó como turnador, así fue aprendiendo y hoy, con su trabajo dedicado ya puede decir que es un ‘ducho’ como conductor de un amarillo.


“Poco a poco me fui enrolando en el gremio, me gustó y me quedé. Fueron varios años trabajando como empleado y la dedicación me llevó a tener mi propio carro. Además, estar pagando otro y dándole empleo a mi hermano”, comenta este conductor, de 55 años, quien antes de entrar al ‘poder amarillo’ era asesor comercial y trabajaba en una ferretería.


Vive en La Salle, en la comuna seis de Bucaramanga. Allí nació, creció y tuvo una educación que le permitió ser honesto y muy responsable en su actuar. Así lo demuestra con cada uno de sus pasajeros, pues siempre le ha caracterizado la amabilidad y el respeto.


“Ser taxista es muy bonito. Servirle a la comunidad es lo mejor. Tengo la facilidad de poder intercambiar anécdotas con quienes me hablan, y dar consejos”.


“Creo que se me facilita estar en esta profesión, aunque no es fácil, pues la movilidad y los trancones lo llevan uno a veces a estresarse”, dice este hombre, quien con inteligencia y sabiduría, recorre a diario las calles de Bucaramanga y el área.


Dice que sale a trabajar todos los días a las 5:00 de la mañana y su regreso a casa se da después de las 9:00 de la noche. Depende de cómo esté el trabajito.

Taxista dedicado
La movilidad es uno de los factores que más sufren los que van al volante. Hoy la ciudad a veces está imposible, pero son ellos lo que se buscan las alternativas para coger las carreras.
“Tenemos plataformas legales que nos dan un respiro. Nos facilita poder conseguir pasajeros y así ganarnos un sustento diario”, dice.

Anécdotas de vida…
Sin duda que los taxistas están llenos de esas historias, que solo ellos saben; son confidentes, a veces cómplices, pero en muchos casos lo hacen por su trabajo.


Juan Carlos nos cuenta algunas que sorprenden y otras que dan risa.
“Varias veces he llevado a hombres y mujeres, que uno se dan cuenta que son casados o tienen pareja. Los recoge uno de un motel y va a dejarlos en la casa y allá los recibe el esposo o la esposa con un beso y uno le toca como si no hubiera visto nada”, comenta y añade: “Si supiera de dónde viene”.
Dentro de esas anécdotas también están las de los atracos, pues fue víctima una vez y lo recuerda con mucha nostalgia.


“Recogí un servicio un domingo en Comuneros, el servicio iba para Villa Rosa, con los jóvenes estudiantes y con uniforme, al llegar al barrio uno sacó un revólver y me apuntó. Vi que le temblaba la mano y pues mejor entregarle todo antes que le hiciera a uno daño”, concluye este hombre.

Trabajo por mi familia

“Soy muy familiar. Soy casado con una gran mujer, Amparo López y con dod hijos (Silvia Juliana y Juan David). Ellos son lo más importante. Se pueden tener muchas cosas materiales, pero el amor de la familia es único. Siempre que tengo la oportunidad estoy con ellos. En cumpleaños y fiestas especiales. Sé que es un sacrificio el ser taxista, pero ellos son mi prioridad y lo más importante”, dice Juan Carlos Ferreira, quien por ahora continuará manejando el SXS-521 y espera en muy poco tiempo poder estar de lleno en su hogar, viviendo de sus ahorros y de lo que le deje el taxi, ya como propietario final.

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