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La magia del 12 de Octubre: Un bar que sirve de escuela, un lavadero con agua cristalina y una rara biblioteca de madera

El barrio 12 de octubre cumplió 62 años de ser fundado.

En un día como hoy, el barrio 12 de octubre comenzó a poblarse desde 1960 para recibir familias de escasos recursos que construyeron sus primeras casas en asentamiento a unas cuantas cuadras del barrio Girardot. Junto a este y otros barrios como Granadas, Nariño, Nápoles y La Feria, conforman la Comuna 4 Occidental de Bucaramanga. “El clima es muy chévere acá en el barrio. No persiste mucho el calor por los árboles, y la gente es ambientosa, les gusta la parranda a ratos”, dice el habitante José Luis Arévalo, entre risas, cuando se le pregunta por el ambiente que se vive todos los días en el 12 de Octubre.

“Llegué hace tiempo de Morrorico porque estaba arrendado pero allá vendieron la casa y me tocó llegar a este barrio. Acá todo es barato, el arriendo, todo”, explica Miguel Ángel Salazar mientras llega de mercar junto a sus hijos pequeños.

Al llegar a la parte baja de este barrio popular, construido hace veinte años, lo primero a la vista desde las escaleras empinadas son casas en madera y varios niños que reciben clases por parte de estudiantes universitarias de Educación Preescolar que asisten todas las mañanas para reforzar conocimientos en lectura y escritura a los más pequeños del 12 de Octubre, quienes algunos todavía no asisten al colegio. Este proyecto lo puso en marcha la profesora Katherine Arévalo, quien logró acomodar el espacio de su tío, José Luis Arévalo, que los fines de semana funciona como ‘La Taberna de Moe’.

Colores del manantial

“Es un espacio difícil. Claramente los niños viven en un entorno de conflicto y todo lo tienden a solucionar de la misma forma: con golpes, con gritos. Entonces lo que les enseñamos también es que no se traten así, que los problemas se pueden solucionar de otra forma”, dice Angie Flórez, una de las maestras en formación del Nivel 3, a cargo de 24 estudiantes.

“Los traen de 7:00 a 11:00 de la mañana y les dan un refrigerio. Tienen buenas profesoras. Ese es el Color del Manantial”, dice una habitante del 12 de Octubre mientras señala la escuelita al bajar las escaleras de la entrada.

‘Colores del Manantial’ es una propuesta educativa para el proyecto de grado de la docente Katherine Arévalo, una habitante del barrio. “Un 12 de Octubre legalizado, con oportunidades, que rompa paradigmas, así como lo ha hecho la Comuna 13 en Medellín, podemos ser un ejemplo y cambiar, hacer una transformación en la sociedad a partir de la educación”, cuenta Katherine cuando se le pregunta por cómo se imagina el 12 de Octubre en un futuro no muy lejano.

Nada que se legaliza

“El barrio lleva 62 años y hasta el día de hoy no ha sido posible la legalización. Sigue aún vigente como un asentamiento humano”, cuenta la docente Arévalo. También resalta que el Estado no se ha manifestado con ningún tipo de ayuda para trasladar o mejorar las condiciones de vida en esta población.

En los últimos años la parte baja del 12 de Octubre se ha extendido con la llegada de población migrante de Venezuela. Este barrio perteneciente a la Comuna 4 Occidental vive día a día con la esperanza de que las condiciones mejoren para ellos y los más pequeños… Mientras eso pasa, le echan ganas a la vida.

Un sueño llamado biblioteca

José Luis y Katherine Arévalo sueñan con terminar esta biblioteca para que los más pequeños del barrio 12 de octubre en Bucaramanga puedan acercarse a la lectura. FOTO: DIEGO CARVAJAL

Al lado del lavadero comunitario hay una casa pequeña pintada con palitos de colores a la que todavía le falta mucho para terminarse. El sueño de José Luis Arévalo es que algún día esa casa se convierta en biblioteca infantil para los más pequeños del 12 de Octubre. “Estamos recibiendo todo tipo de material, ya sea de madera o latas de zinc“, dice su sobrina Katherine Arévalo, quien solicita cualquier ayuda de la comunidad en Santander para que este sueño sea una realidad.

‘La taberna de Moe’ que también es una escuela

José Luis Arévalo es habitante del barrio 12 de octubre, quien además de ser el propietario de ‘La taberna de Moe’, está construyendo una biblioteca para los más pequeños de este lugar. FOTO: DIEGO CARVAJAL.

José Luis Arévalo, de 69 años, conocido como ‘el tío Moe’, nació en el barrio Girardot y es uno de los primeros habitantes que llegó a la parte baja. Hace 14 años vive junto a su esposa Elcira y trabaja en su negocio: La Taberna de Moe. Este salón de eventos vende licor y pone música los fines de semana, pero de lunes a viernes es la escuela de la parte baja del 12 de Octubre. “Entre semana les tenemos algo especial a los niños para que ellos tengan un emprendimiento escolar mejor”, dice José Luis.

Los hermanos detrás de ‘Calzado de Ríos’

En la parte alta del 12 Octubre viven los hermanos Isis Dayana y Duván Ríos , dos jóvenes que desde este año decidieron montar una zapatería en el barrio y generar empleo. En una casa blanca y esquinera tienen el taller donde hacen sandalias plataforma para mujeres y niñas, junto a seis empleados. Sus creaciones no solo se quedan en Santander, pues también despachan sus pedidos a otras ciudades como Medellín, Cali y Sevilla.

Servicios

Aunque la parte alta cuenta con todos los servicios públicos, la parte baja del 12 de Octubre no tiene agua potable ni gas natural, por lo que sus habitantes deben comprar pimpinas de gas y lavar su ropa en el lavadero comunitario a la entrada del barrio. Los habitantes de ambas partes coinciden en el alto costo de la energía eléctrica por los contadores de sistema prepago que instalaron hace unos cuantos meses para las familias que viven allí.

El lavadero comunitario

En estos lavaderos, los habitantes del 12 de octubre lavan su ropa. FOTO: DIEGO CARVAJAL

Al bajar las escaleras que conducen a la parte baja del 12 de Octubre, lo primero a la vista es ‘La Taberna de Moe’ junto a un lavadero de cuatro divisiones en el que los habitantes de este barrio lavan su ropa con agua de nacimiento. “Esas son las piletas. Ahí puede lavar la gente, que viene de muchos lados, aquí no se cobra. Este barrio era de papel, cartón y plástico. Después ya pusimos tablitas, es un barrio muy sano. Ahí se lava la ropita, hay 5 lavaderos y 5 pilas”, dice el habitante Miguel Ángel Salazar.

Si desea apoyar a Los Colores del Manantial puede encontrarlos en Facebook para participar de sus rifas y donaciones para seguir fortaleciendo el proyecto de Katherine.

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