El Reposo es conocido como ‘la capital de la comuna 4’. Su desarrollo urbano y comercial lo convirtió en un sector muy poblado que pudo resolver las necesidades básicas a sus residentes. Por eso, habitantes de Alares, Los Robles, Las Villas, y Santa Inés, acuden a este vecindario para comprar, para ir a misa y también para divertirse.
Lo más destacable de este sector de calles empinadas es su gente. Mediante su sistema de cornetas se comunican entre todos, y solo con un llamado a la comunidad, cualquier situación se resuelve.
“Entre todos nos colaboramos, porque sabemos lo difícil que es pasar por malas situaciones”, afirmó Alix Amado Mateus, miembro de la Junta de Acción Comunal.
Ya son más de 60 años, en los que esta comunidad ha sacado su barrio adelante. “Cada uno compró el lote del señor Reyes, un terrateniente, que también donó el predio en el que está construido el Parque”, explicó ‘Lalo’ Mejía, uno de los líderes más antiguos del barrio.
Los mismos residentes del Reposo construyeron sus lugares comunes, pavimentaron las calles, sacaron adelante un tanque de acueducto y también las estaciones móviles de la Policía, que terminaron convirtiéndose en el CAI actual del barrio.
‘El Parque del Pueblo’
Su vocación de ‘ciudad’ los ha convertido en el único barrio que tiene una plaza con todos los servicios. Le llaman ‘El Parque del Pueblo’.
“Aquí la persona encuentra de todo: El CAI, la Iglesia, un jardín infantil y lo mejor, es el punto de encuentro para todas nuestras reuniones comunales”, afirmó Argelio Duarte, el actual presidente de la JAC.
Este vecindario es uno de los más grandes de Floridablanca. Su extensión va desde la calle 52 hasta la 58, atravesando la carrera 12 hasta la 17. “Perdimos la cuenta de cuántas casas se han construido acá porque el barrio ha crecido mucho”, agregó Duarte.
La Calle del Comercio
La calle 58 es el paseo del comercio del Reposo. En este corredor, hay más de 30 locales que sostienen la economía del barrio. Aunque los efectos de la pandemia aún impactan sus negocios, para ellos este barrio es muy próspero para las ventas.
Luis Carlos Botero, que ha vendido zapatos en este sector por 12 años, confirma que este barrio ha acogido su negocio.
“Este sector es muy próspero. Tiene gran afluencia de personas. Es como un minicentro, y eso contribuye a que las personas prefieran comprarnos a nosotros, que ir a otras partes de la ciudad a adquirir, en el caso mío, zapatos, aclaró Botero.
En los planes a futuro, los líderes del Reposo quieren cambiar esa mala fama de ser un sitio inseguro. Por eso, ahora hacen trabajo social con los jóvenes, evitando que caigan en ‘malos pasos’.
“Ya no somos ese barrio que la gente decía que era peligroso. Ahora estamos generando más oportunidades para los niños que crecen aquí”, afirmó Duarte.
La apuesta social de la Hinchada Leoparda
Desde este año, la hincha del Leopardo que reside en este sector se ha vinculado a las actividades sociales de la comuidad. Una de estas ha sido la recolección de más de 600 regalos para los niños del Reposo, Alares y vencindarios cercanos. En Navidad, este grupo se caracterizó por liderar estas iniciativas. “La idea es que ellos sigan participando en obras buenas para cambiar la ‘fama’ del barrio y mostrarle a los demás que aquí vive gente buena”, explicó Argelio Duarte, líder del barrio.
¿Remodelarán la cancha de tierra?
La extensa cancha de tierra que reúne a los habitantes de los barrios Reposo y Alares sería remodelada para crear un complejo deportivo con canchas sintéticas. Aunque aún no se conoce la fecha de este proyecto. Este escenario deportivo estaría en la ‘mira’ de la administración para llevar a cabo esta obra de remodelación. Al parecer, también se construirían sótanos que funcionarían como parqueaderos en este sector. Por el momento, este escenario se mantiene como ‘icono’ del deporte de esta comuna.
La línea telefónica de antaño
En los recuerdos de los primeros habitantes de este vecindario está el de la línea telefónica comunal. “Don Casimiro Rey fue el primero que tuvo su línea telefónica personal y todos íbamos a llamar allá. Cuando nos devolvían la llamada, nos buscaban en todo el barrio para contestar”, contó Duarte.