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Acción popular obliga a la alcaldía del Socorro a reparar la Basílica

La Basílica Menor Nuestra Señora del Socorro permanece cerrada desde 2020 por el riesgo de colapso de la infraestructura delantera.

La Basílica Nuestra del Socorro vuelve a ser centro de atención luego de que el Tribunal Administrativo de Santander ordenara a la alcaldía del Socorro hacerse cargo de la recuperación del inmueble.

El fallo en segunda instancia da seis meses a las autoridades locales para diseñar un plan de protección y 12 meses para implementarlo. La decisión corresponde a una acción popular instaurada en 2017, que en 2019 había sido fallada en contra del municipio en 2019 y ese mismo año fue apelada.

Claudia Porras, alcaldesa del Socorro, recibió con tranquilidad la noticia, puesto desde su posesión como primera autoridad del municipio en 2020 la recuperación de la estructura del inmueble ha estado en la agenda de trabajo.

Precisamente, el sacerdote Daniel Carreño, rector de la basílica, dijo que esta determinación legal demuestra el interés de la comunidad por el templo y destacó los avances obtenidos desde el año pasado.

¿En qué va la recuperación? 

En diciembre de 2020, tras una reunión en Bucaramanga con el Ministerio de Cultura y la Gobernación de Santander, se conoció un plan de inversión para la restauración del templo. El primero era el destinado a los trabajos de primeros auxilios, necesarios para estabilizar la estructura y así tiempo a una restauración total.

Para este propósito, la Gobernación de Santander se comprometió a girar $700 millones y la alcaldía del Socorro otros $100 millones, que se invertirían en la contratación de la consultoría y la contratación de las obras.

La mandataria socorrana dijo que se está trabajando en este proceso y es muy probable que en uno o dos meses se puedan iniciar la asignación de recursos, un proceso en el que se trabaja de forma conjunta con la Gobernación de Santander.

Con los recursos asignados, vendría la contratación de los diseños y la obras, un proceso que debería incluir la construcción de una estructura metálica externa que le de sostenibilidad a las dos torres; en una zona de transición entre las torres y las naves levantar una estructura interna por el sector donde está la grieta; en la parte de arriba en la cubierta hacer una cubierta extra que cubra la grieta de 13 centímetros existente y anclar con soportes las torres a la nave central.

Estas obras permitirían estabilizar la estructura – cerrada al público desde 2020 por el riesgo de colapso – y de acuerdo a los resultados tal vez volver a abrir las  puertas del templo a los creyentes mientras se hace la ejecución final.

La segunda fase del proyecto, que es la restauración total del inmueble, empezará con la asignación de $450 millones prometidos por el Ministerio de Cultura también en diciembre del año pasado y que se usarán para completar los estudios necesarios.

Carreño y Porras coincidieron en afirmar que este proceso viene avanzando a buen ritmo y se han venido desarrollando reuniones muy importantes con el Ministerio de Cultura.

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