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Habitantes de calle de San Gil se vacunaron contra el COVID-19

Veinticuatro dosis de la vacuna Janssen de Johnson & Johnson, fueron puestas a habitantes de calle en San Gil.

Acostumbrado a no celebrar la fecha de su nacimiento, Hernando Jiménez llegó acompañado de su infaltable bastón que le sirve como soporte de su maltratada pierna izquierda, golpeada por la osteoroporosis y la artritis.

Estaba cumpliendo 65 años de vida, pero no dijo nada. Fue el primero en llegar a la cita que autoridades sangileñas
habían hecho ayer a los habitantes de calle del municipio, para vacunarlos contra el COVID-19.

A las 9:00 de la mañana estaba sentado en una de las dos sillas donde una practicantes del Sena, con el acompañamiento de la instructora, le estaba cortando el cabello.

Luego, con máquina eléctrica, le quitaron la desordenada barba y un pequeño bigote. La cara le cambió.

En medio de este ejercicio recibió dos pedazos de mantecada y un jugo en caja, su desayuno, que asumió como
el pastel de cumpleaños.

Estaba solo, se levantó y sin ningún tipo de reparo, se fue a que le aplicarán la vacuna contra el COVID-19.

No preguntó ni la marca, solo pidió que lo ayudaran para recibir un auxilio del Gobierno Nacional y conseguir
donde vivir.

Entendía que inmunizarse contra el virus era necesario, aunque no suficiente. Ha dormido en el terminal, en el
parque y en todos lados.

Ahora, en una ‘casita’ lo dejan acostarse en un rincón. No paga nada porque no tiene nada. A un ancianato no le
diría que no, confesó.

Fue el segundo en vacunarse de los 24 que recibieron ayer la única dosis de Janssen. San Gil, según el censo elaborado por gestión social, tiene 51 personas en situación de calle, todos nacionales.

Margarita Lucía Vega Roberto, subsecretaria de Salud del municipio, reconoció que no era fácil este ejercicio y por eso la cifra de casi el 50% de vacunados no se podía tomar como algo negativo, dadas las dificultades para encontrarlos y convencerlos.

Carlos Carvajal, un bumangués de 60 años y desde hace 6 años residente en las calles de la provincia Guanentá, llegó casi al tiempo con Jiménez y fue el primero en recibir la vacuna. Él hace parte de la lista de colombianos que en medio del excesos de información y, un poco, del desconocimiento, se negaba a recibir la dosis.

Durante casi 40 minutos, funcionarios de gestión social y los profesionales de la salud encargados del proceso de vacunación, tuvieron que hablar con él para al fin persuadirlo de dejarse inmunizar.

La actitud de Carvajal no es única en el municipio y se ve en diferentes segmentos de la población, aseguró la
vocera de la subsecretaría de Salud, quien aprovechó para llamar la atención a los sangileños que han mostrado su
desinterés por aplicarse una vacuna que no sea de la marca Pfizer y quienes de seguir así, corren el riesgo de quedarse sin protección.

En el ejercicio de vacunación hubo familiares que llevaron a sus seres queridos que habitan en las calles, y hasta un equipo de salud, acompañado por la Policía Nacional, recorrió las calles buscándolos para aplicarles la única dosis.

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