¿Podría una “niña”, con discapacidad mental, en silla de ruedas, que padecía de leucemia y debía ser alimentada por una sonda, asesinar a su propia madre? Esta es la historia de Gypsy Rose, una joven de 24 años que le arrebató la vida a su madre tras enterarse que ella había inventado todas esas enfermedades para mantenerla retenida a su lado. Esta es la historia:
Corría el año 2015 cuando Gypsy comenzó a aparecer en todos los medios de comunicación del mundo. Abajo de una tierna foto de la supuesta enferma, aparecían titulares como: “Asesinó a su propia madre”.
Según un reporte que tenía la policía, Rose padecía de leucemia, necesitaba silla de ruedas y requería de una sonda para alimentarse. Incluso, actuaba como una niña de 7 años. Sin embargo, cuando la encontraron luego de cometer el crimen, Gypsy Rose, estaba en perfectas condiciones, hasta podía caminar.
Todo empezó cuando aparecieron dos publicaciones en el Facebook que manejaba la supuesta enferma y su mamá. En estas se leía: “Esa perra está muerta”, “Yo acuchillé a esa cerda gorda y violé a su dulce hija inocente. Su grito fue tan fuerte. LOL”.
Situación que puso en alerta a las autoridades, pues al dirigirse a la vivienda, encontraron a Dee Dee, la mamá de la joven, sin vida y con más de 15 apuñaladas en su espalda.
Al principio las autoridades no encontraron a Gypsy, por lo que pensaron que realmente se trataba de un asesinato y un secuestro, pues eso daban a entender las publicaciones en la red social que usaba madre e hija.
Sin embargo, para sorpresa de los investigadores, Gypsy fue encontrada en perfectas condiciones de salud en compañía de su novio en un motel, en donde se refugiaban tras haber perpetrado el atroz asesinato de Dee Dee.
En las declaraciones ambos aceptaron el homicidio. Y tras un exámenes, se determinó que Rose no tenía ninguna enfermedad de las que decía su madre.
¿Entonces por qué estaba en silla de ruedas?
Todo empezó porque Dee Dee creía que su hija estaba muy enferma. Poco después de que naciera Rose, sus padres se separaron. Profesionales en salud mental aseguraron que a la madre esta ruptura le dio tan duro que se convirtió en el detonante para que empezara a ver enfermedades inexistentes en su bebé (Rose)
Dee Dee sí padecía de una verdadera enfermedad llamada: Munchausen by proxy, la cual se trata de que un cuidador de un menor inventa una serie de síntomas falsos que hagan parecer que el menor está enfermo. Incluso llegan a provocarlos, como en este caso.
Lo que hizo que Gybsy pensara que tenía leucemia y por ende estaba postrada en una silla de ruedas por años. Asimismo, Dee Dee hizo que un doctor le colocara una sonda a su hija, por la que supuestamente se tenía que alimentar.
Con el fin de cumplir con su cometido, Dee Dee nunca dejó que su hija se relacionara con personas de su misma edad, por lo que nunca la envió a un colegio.
Además, la sometió a una innecesaria operación de ojos, porque decía que no veía bien. La mujer nunca le reprochó nada a su madre, pues sentía dependencia a ella.
“Hay algunas enfermedades que yo sabía que no tenía. Sabía que no necesitaba la sonda, yo podía comer y sabía que podía caminar, pero sí le creí a mi mamá cuando me dijo que tenía leucemia”
Conoció a su cómplice
Aunque su madre era muy cuidadosa con todo, no se percató que Gypsy usaba la computadora en las noches. Así fue como conoció el mundo exterior y consigo a Nicholas Godejohn, un joven autista que trabajaba sosteniendo un letrero afuera de una pizzería.
Tras realizar investigaciones se dieron cuenta que las conversaciones entre ambos eran mayormente sexuales. Así conocieron el “lado malo” de Gypsy, el cual apodaba como ‘Ruby’.
Un día, cuando las dos fueron a cine, Rose dijo que tenía que ir al baño y allí fue como conoció a su enamorado, quién viajó hasta Missouri, con el dinero que Gybsy le había enviado.
El crimen…
Gypsy fue la autora intelectual del crimen, según su novio, él solo hizo lo que ella le dijo.
“Hay una gran diferencia entre alguien que le pide a otra persona que mate a alguien y quien de verdad lo hace. (…) Yo no mataría a nadie. Nunca podría hacerlo físicamente”, dijo la mujer.
Aseguró Gypsy que ella solo se encerró en el baño mientras su novio mataba su mamá. Posteriormente, tuvieron sexo en la cama de ella y se dirigieron a un hotel, donde aparentemente comenzarían una nueva vida.
“Tenía momentos de felicidad, pequeñas rachas de felicidad, pero tenía crisis nerviosas o me ponía a llorar, sintiendo remordimientos, culpa y, al mismo tiempo, echándola de menos, preocupada por lo que acababa de hacer. Se ha ido”, dijo Gypsy.
Por el asesinato le dieron a la mujer 10 años de prisión, aunque ella se siente bien estando allá, pues puntualizó que está más “libre”, recordando los días que vivía con su madre.
Por el contrario, a Godejhon se le dio cadena perpetua por el asesinato en primer grado.
“Lo hice porque la amaba [a Gypsy]. Realmente quería tener una vida con ella. Realmente la quería”, expresó.