Stepan estaba en la cárcel condenado por un crimen. Cuando salió de prisión se casó con Oksana, pero la fiesta se convirtió en un brutal asesinato. El feminicida nunca se arrepintió y fue condenado a 18 años.
Oksana Poludentseva, de 36 años, era una mujer soltera. No había tenido parejas en los últimos años y se sentía sola en su casa de una pequeña aldea rusa llamada Chik. Por tal motivo tuvo la iniciativa de empezar a mensajearse con un presidiario.
Stepan Dolgikh, de 35 años, respondió los textos desde su celda y desde allí empezaron a conversar por una larga temporada. A medida del tiempo, se fueron uniendo más y más hasta que empezaron una oscura relación.
Un amigo de Oksana contó que la chica “lo amaba y esperó con ansiedad su liberación para poder casarse y arrancar una vida juntos en la aldea rusa, en su propia casa”. El día que Stepan cumplió su condena, Oksana fue a esperarlo a la puerta de la cárcel y lo llevó directo a su pueblo. Allí, la pareja parecía conocerse de antemano por todas las cartas que ya se habían escrito, repletas de confesiones y promesas de amor.
Tras un tiempo breve de noviazgo, Oksana y Stepan decidieron casarse. Según amigos de la mujer, durante el noviazgo nada parecía sospechoso.
Justo en la boda, ocurrió la tragedia. Según el ex presidiario, el motivo de su agresiva reacción para matar a golpes sin parar a su recién esposa, fue que notó que supuestamente la víctima le habría sonreído más de la cuenta a un invitado.
“La agarró del cabello, la golpeó, la empujó hacia la calle, donde también siguió pateándole el cuerpo y la cabeza”, agregó el policía ruso a cargo de la investigación.
Lo más oscuro de la historia, es que todos los invitados vieron el paso a paso del crimen. Incluso, se percataron cuando él lanzó el cuerpo de Oksana a un barranco. Después se pudo establecer que ninguno intervino porque estaban en shock.