Viajar por carretera en moto es el sueño que todo motero tiene luego de coger cancha con su vehículo. Son muchas las aventuras y gratificaciones que se obtienen al emprender un viaje como estos. Lo normal en esta clase de viajes, sin embargo, es realizar el recorrido solo o en compañía de otros motociclistas.
Jess Stone, una canadiense de 33 años, piensa lo contrario, ya que desde hace tres meses emprendió un viaje por el mundo a bordo de su motocicleta en compañía de Moxie, una perrita pastor alemán que adoptó en medio de sus viajes a Centroamérica.
Y es que a pesar de que en un principio no era la idea de Jess hacer este viaje con un compañero tan inusual, por cuanto ya recorría el mundo en compañía de su marido. No obstante, una vez conoció a Moxie, decidió que ella era la mejor socia a la hora de emprender semejante aventura.
Q’HUBO habló con Jess para conocer los detalles de su increíble viaje.
Todo Fluyó sin ningún tipo de plan
A toda marcha, con premura, pero sin revolucionar mucho su BMW G650GS, Jess Stone avanza por las carreteras del sur de México para tratar de cruzar Centroamérica en compañía de su esposo y Moxie, su perrita pastor alemán. Aunque la ruta es larga y el tiempo demasiado corto, Jess saca unos minutos de su valioso tiempo para detenerse en una estación de servicio y atender desde allí a Q’HUBO por vía telefónica.
Ella, una ciudadana canadiense que ha dedicado toda su vida a viajar por el mundo no dudó un instante en responder que su viaje había sido “totalmente espontáneo y sin ninguna clase de planeación intensiva”.
Respecto a los motivos que la llevaron a comenzar esta travesía, Jess nos contó que “al principio yo y mi esposo nos mudamos a Guatemala porque nos gustó mucho la cultura y la gente de este país. Yo conocí a mi esposo en África mediante un viaje que hice y desde allí él me enseñó a manejar la moto.Aunque casi no me tuvo paciencia, aprendí a manejar rápido y de ahí comenzamos a viajar por varias partes de Norteamérica hasta llegar a Guatemala y quedarnos allí. En este lugar conocimos a Moxie y decidimos adoptarla para luego emprender el viaje con ella al ver que era compatible con el espíritu viajero de nosotros”, comentó.
Dificultades y costos del viaje
Viajar con una mascota tiene sus dificultades. En principio, Moxie es una perra pastor alemán, por lo cual su peso de 30 kilogramos hace que mantener el equilibrio en la moto sea difícil.
Para llevar a su mascota, Jess adecua un pequeño compartimiento en la parte de atrás de su moto para que vaya cómoda, además de ponerle unos curiosos lentes al animal para que no le entren elementos extraños a su ojo.
Por otro lado, hay pocos sitios en los que Jess puede quedarse con su perrita, así que a veces optan por acampar “aunque hay varios hoteles y restaurantes amigables con las mascotas, opto frecuentemente por acampar para que Moxie pueda moverse libremente”, relató.
Además de este reto con su mascota, Jess tuvo que cambiar su moto por una versión de segunda mano debido a que el motor de su primera máquina tuvo un fallo tremendo que obligaba a cambiarlo por completo.
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Esto valía casi 30 millones de pesos, así que comprar otra moto le salió más rentable. Finalmente, en cuanto a la forma de financiar toda esta travesía, Jess nos contó que obtuvo casi 50 millones de pesos a través de una campaña para la ponderación de la mujer que la patrocina a cambio de compartir experiencias de empoderamiento con mujeres de los lugares a los que vaya.
El itenerario de su viaje
De ahí pasó por Norteamérica y luego a México, desde donde bajará por toda Centroamérica hasta llegar a Colombia, en donde se quedará en Cartagena y Bogotá.
