En la penumbra, así entrenan los equipos de las escuelas de fútbol que usan el estadio del Colegio Nacional San José de Guanentá, una situación que afecta a por lo menos 200 niños de los diferentes equipos que durante la semana usan este escenario en las noches.
El tradicional escenario de tierra tiene seis enormes torres de energía a su alrededor, cada una de ellas con siete lámparas. En las últimas dos semanas, solo funcionan tres lámparas en dos torres, que se encargan de mantener una mediana visibilidad en uno de los arcos y casi nula en el otro.
El problema es que San Gil tiene dos estadios para la práctica de fútbol, las dos sin luz. La pública que es la denominada Villa Olímpica Ciro Alfonso ‘El Palomo’ Silva, cuyo préstamo debe tramitarse ante el Instituto de Recreación y Deportes, Inder San Gil, y la segunda es el del Guanentá, que administra el colegio y permanece abierta durante el día.
En esta última, en las noches, para su uso, cuatro escuelas de formación deportiva pagan una especie de arriendo a la institución educativa, siendo el principal escenario para la formación de los futuros talentos en esta disciplina.
Oscar Arguello , padre de uno de los jóvenes que entrena tres veces por semana en el estadio guanentino, dijo que la situación no es nueva y en varias ocasiones se han quedado sin luz, especialmente porque se roban los cables.
Sin embargo, esta última ocasión no tienen claro qué sucede. Hace dos meses aproximadamente, cuenta el sangileño, se apagaron las luces de una de las torres y así, cada 15 días, se han venido apagando una a una.
Carlos Benavides, representante del Club Baeza Fútbol Club, dijo que en buen estado el sistema de iluminación es muy eficiente, pero ahora solo media cancha tiene luz y repartirse ese poco espacio entre las diferentes escuelas es muy difícil.
“Nos molesta en la parte técnico – táctica, porque hay lugares que queda oscuro y no se aprecia el balón, entonces toca reducir el espacio”, en medio de la escasez de escenarios, porque prácticamente solo está la cancha del Guanentá.
Alex Ardila Agredo, con un menor de 14 años estudiando de forma constante, dijo que de nada sirve tener una cancha en condiciones aceptables o manejables, si no hay iluminación. “Se daña una, se daña otra, es un problema de hace mucho tiempo (…)
Da Tristeza que los muchachos no tengan un espacio en dónde practicar su deporte”, expresó Ardila, recordando que además de la oscuridad de la cancha, está la oscuridad que la rodea y que permite la llegada de personas que generan inseguridad.
Él hace referencia al consumo de drogas que se hace en el sector y que es evidente para quienes asisten al estadio a hacer deporte. Además de la llegada de ciudadanos, especialmente migrantes, a dormir debajo de una de las estructuras que están junto a las pequeñas graderías.
La culpa es de los ladrones
José Antonio Ballesteros, rector del colegio, confirmó que el problema es el robo de los cables, una modalidad que se ha vuelto constante y que perjudica a todos.
El directivo señaló que en cada ocasión la restauración del servicio se hace con el apoyo de Alumbrado Público y ya se están haciendo los trámites para la nueva situación.
El mismo problema se repite en el estadio del ‘Palomo Silva’, en donde ya se están haciendo las reparaciones, después de tres meses sin servicio de energía, expresó Armando Villar, director del Instituto de Deportes y Recreación, Inder San Gil.