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Temen por la vida de los hombres de la familia Contreras

Cuatro han sido asesinados como consecuencia de una cruel venganza ‘cantada’ casi tres décadas atrás.

Desde hace 15 años, Doña Vitermina Pabón Larrota comenzó a vivir la ‘peor de sus pesadillas’. Dos hijos y dos nietos han sido asesinados como consecuencia de una cruel venganza ‘cantada’ casi tres décadas atrás cuando su primogénito tuvo un enfrentamiento con alias ‘Cañuto’.

Su nieto, Jhon Jairo Contreras Calderón, fue la víctima más reciente que dejó esta represalia. Murió tras un mortal ataque a bala el pasado 1 de noviembre, en la carrera 33 con calle 97, en el sector de La Pedregosa cuando, al parecer, salía de una residencia con una mujer.

Y aunque las primeras versiones apuntaban a que se trataría de problemas por microtráfico, sus allegados desmintieron esta hipótesis y aclararon que este crimen estaría relacionado con la infame venganza de hace 30 años.

De acuerdo con la información suministrada, en esa oportunidad Carlos Contreras, tío de Jhon Jairo, habría tenido un enfrentamiento con alias ‘Cañuto’, quien desde entonces habría sentenciado que todos los hombres de la familia Contreras serían asesinados.

La lista la encabezó hace 15 años Carlos Contreras, continuó con el crimen del primo de Jhon Jairo, Jhonatan Contreras, perpetrado hace cuatro años y Hernando Contreras, tío de Jhon Jairo, hace dos años.
Otro hijo de Doña Vitermina, que también fue víctima de un ataque se sicarios, se salvó de la muerte; sin embargo, sufrió algunas limitaciones físicas que le impiden caminar.

Por todos estos hechos sangrientos la familia ha pedido constantemente protección, pero hasta la fecha no la han brindado, según los afectados.

Según se pudo conocer, con el paso del tiempo la venganza ha tomado más fuerza y se ha unido alias ‘Dieguito’ y ‘Poporro’. Ellos también estarían involucrados con todos estos asesinatos.

Aseguraron que Jhon Jairo, desde pequeño fue testigo de toda esta ‘absurda guerra’. “Él se cuidaba mucho. No salía de la casa, lloraba constantemente y hasta los padres le ayudaban económicamente, porque tenía miedo que la sentencia se cumpliera”.

Sus progenitores desde hace varios años se han desempeñado como vendedores de ayacos. Son reconocidos por su labor, porque trabajan desde su producción hasta la comercialización.

Y debido al miedo infundado a la familia, Jhon Jairo también se unió al negocio familiar, porque no se atrevía a salir a la calle. En su afán por protegerse, adquirió un chaleco y portaba un arma, pero nada de eso fue suficiente para salvarlo de la muerte.

Sus seres queridos además aclararon que para huir, John Jairo también contempló la idea de radicarse en los Estados Unidos atendiendo el llamado de una tía; sin embargo, debido a la falta de visa intentó hacerlo por el hueco, pero no alcanzó a cruzar la frontera. Cuando llegó México fue devuelto por Migración.

Con el alma destrozada de ver caer a otro ser querido, Vitermina y su familia le dieron el último adiós a su nieto, el pasado jueves en la tarde.

Piden que todos estos ataques se detengan y temen por el bienestar de los otros hombres de la familia.
Hicieron un llamado a las autoridades para que atiendan sus peticiones y les brinden protección porque todos temen por sus vidas.

Por lo pronto, doña Vitermina llora y pide que los ‘dejen en paz’, porque ha vivido en carne propia la cruda violencia. No quiere seguir sepultando a más miembros de su familia.

‘Cayó en la trampa’
Según información suministrada por personas cercanas a John Jairo, el día del crimen, él habría sido sacado de la casa bajo engaños. Al parecer, habría caído en una ‘trampa mortal’, porque siempre se negó a salir de la casa y lo hacía estrictamente para lo necesario.

Eran alrededor de las 3:44 a. m. cuando la víctima se movilizaba en un taxi en compañía de una mujer por la carrera 33 con calle 97, en el sector de La Pedregosa.

Los gatilleros iban en dos motos siguiéndolos. Se ubicaron a lado y lado del vehículo y descargaron todos sus proveedores.

Uno a uno, los tiros atravesaron los vidrios de las ventanas de los pasajeros y el panorámico trasero.

A Jhon Jairo lo hirieron de muerte. Nueve balas le perforaron la cabeza y el rostro. Murió mientras era trasladado a un centro hospitalario. La mujer resultó herida.

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