Cuando todos pensaban que Carlos Andrés Jaimes Alvarado se había salvado del brutal ataque a cuchillo que sufrió, las esperanzas se extinguieron. Su salud se complicó y murió ayer en la madrugada.
Durante más de 8 días, el taxista de 27 años luchó en un centro hospitalario de Bucaramanga. Habría mostrado un poco de mejoría y permaneció bajo rigurosa observación; sin embargo, de un momento para otro, se agravó y pese al esfuerzo de personal médico, su deceso fue inevitable.
¿Rencilla o…?
Sobre la agresión contra Carlos Andrés hay varias hipótesis, una de ellas apunta a que habría sido blanco de un delincuente que lo quería robar y en el forcejeo por evitarlo, lo apuñó varias veces.
Otra de las versiones indica que se trataría de homicidio. Lo habría atacado un ‘enemigo’ -se presume que también sería taxista- con quien tendría una rencilla de tiempo atrás.
Se enfrentaron en una pelea a muerte, donde el otro integrante del ‘poder amarillo’ salió vencedor.
Algunos aseguran que el crimen habría ocurrido después de una discusión que tuvo con un cliente. Carlos Andrés se habría negado a brindarle el servicio y aquel, enfurecido, golpeó el taxi se armó la ‘trifulca’.
Carlos fue apuñalado en 4 oportunidades: una en el abdomen, dos en un antebrazo y otra más en el tórax, cerca a la zona axilar. Los hechos se registraron en la calle 28 con carrera 17 de Bucaramanga.
Las autoridades tendrán que investigar y determinar qué pasó en realidad con este taxista, quien era oriundo de Rionegro y desde hacía más de un año se dedicaba a conducir un vehículo que no era de su propiedad con el fin de obtener el sustento diario de su familia.
A pocos metros de allí, hace un par de semanas, hubo otro asesinato.