Édisson Vargas Rosa, de 46 años, se ganó hace muchos años el sobrenombre de ‘Mincho’. Le decían así por su baja estatura.
Pero eso no se comparaba al gran corazón que tenía ‘Mincho’, cuentan sus allegados que era un hombre muy jocoso y caía muy bien a todo aquel que lo conociera.
Nunca le hacía el ‘feo’ al trabajo, tenía que ver por dos hijos y trabajaba duro por ellos. Vivía en el barrio La Feria de Piedecuesta con su mamá y cada día salía a rebuscarse el diario como embolador o también como cotero en la plaza de mercado del municipio garrotero.
El último chapuzón de ‘Mincho’
Era habitual ver a Édisson transitar por el camino que conduce del barrio Cabecera hacia un balneario de Piedecuesta.
Al menos una vez por semana, después de acabar su jornada laboral, ‘Mincho’ acostumbraba a ir a la cascada conocida como ‘Los Tanques’ a darse un buen baño de río y refrescarse.
Así lo hizo el lunes. Hacia las 3:00 de la tarde, los habitantes del sector lo vieron subir hacia el río. Pero no volvió a bajar de regreso a su casa.
El martes en horas de la mañana se confirmó que era él el hombre que apareció muerto en ‘Los Tanques’.
Su cuerpo flotaba, de lejos se veía la herida abierta que tenía en el cráneo. Vestía un jean, una camiseta roja y unos tenis negros.
Un hombre que recoge las basuras en esa zona fue quien lo halló y reportó de inmediato a las autoridades. Al principio no lo reconoció, pero cuando lo sacaron, lo llevaron a la orilla y su rostro quedó al descubierto, el hombre ‘echó cruces’. Conocía a ‘Mincho’, lo veía seguido ahí mismo en la cascada.
Se tomó sus ‘guarapos’ y se quedó dormido en el puente
“Lo que dicen es que mi hijo se recostó en el puente y como que se quedó dormido y dio ‘bote’ al río”, contó Mario Vargas, el papá de ‘Mincho’.
Al parecer, esta sería la versión que manejan las autoridades sobre su deceso. Édisson habría sufrido una caída accidental a unos 10 metros de altura y sufrió una herida en la cabeza que le causó la muerte.
Otros testimonios de quienes lo conocían, señalaron que le gustaba ir a bañarse al río y de paso se tomaba sus ‘guarapos’.
Muchas veces lo vieron dormir en la zona boscosa producto de la ‘pea’, pero al rato se despertaba y se iba.
Esta vez ‘Mincho’ no tuvo la misma ‘suerte’. Su muerte sí que dejó un ‘ eterno guayabo’.
“Mincho no se metía con nadie, era muy querido. Nos duele que haya muerto de esa manera.
“Era un gran amigo y colaborador de la plaza de mercado de Piedecuesta”, contó un allegado de la víctima quien ahora lamenta su partida.
