Las calles tranquilas del pueblito viejo que recitó el maestro José A. Morales sobre El Socorro, se vieron teñidas de violencia y sangre. El atroz crimen de Idelfonso Palomino, ocurrido la tarde del jueves, horrorizó a toda la región sur del departamento.
“Poncho”, como llamaban de cariño al reconocido comerciante socorrano, fue asesinado a cuchilladas. Dos sujetos de nacionalidad venezolana son los señalados como los autores del crimen.
Les abrió la puerta de su casa y lo mataron
Idelfonso era dueño de un bar y de dos viviendas que tenía destinadas para arrendar habitaciones.
Él vivía con su mamá en un hotel y de manera frecuente visitaba las residencias para verificar que todo estuviera bien.
Así lo habría hecho ayer cuando llegó hasta una de las casas. Según indicaron las autoridades, “Poncho” conocía a los sujetos y les permitió ingresar al inmueble.
Los tipos tenían planeado robarlo y aprovecharon la confianza que “Poncho” les tenía.
No se sabe si lo atacaron para luego robarlo o si “Poncho” habría puesto resitencia. Lo cierto es que lo hicieron con sevicia. Le propionaron varias puñaladas.
Los asesinos capturados
Cámaras de seguridad registraron la huida que emprendieron los asesinos. En una de las imágenes se les ve salir de la casa, caminando tranquilos.
Luego de ubicarlos, patrullas de la Policía se movilizaron hasta San Gil donde fue capturado el primero.Intentó lanzarse al río pero fue capturado.
Horas después fue interceptado el otro bandido, allí mismo en El Socorro. Estaba escondido en un tanque de agua, en el techo de una vivienda del barrio Pueblito Viejo.
El hecho generó conmoción entre los socorranos. Alfonso siempre se caracterizó por ser una buena persona, “se pasaba de buena gente”, aseguran sus allegados, pero esa confianza que brindaba sin discriminar fue traicionada y de una manera vil.
Hubo un testigo
Q’hubo pudo establecer que un joven que también sería inquilino de Alfonso, vio cuando lo acuchillaron. Espantado salió corriendo, se subió por los tejados y terminó en el patio de otra vivienda.
Cuando el dueño del inmueble se percató le reclamó y el joven le contó lo que había visto. “Llame a la Policía. Mataron a Alfonso Palomino”.
Que aquel ciudadano se atreviera a hablar llevó a que las autoridades llegaran de inmediato al lugar del crimen y desplegaran la búsqueda de los asesinos.