Los asesinos de Juan Diego Ramos Sáenz, de 29 años, no llegaron muy lejos. Los capturaron cuando pretendían dispersarse y huir después de propinarle un disparo mortal en la cabeza.
Lo asesinaron en la esquina de la calle 18N con carrera 23 del barrio Lizcano 1, en el sector de La Esperanza Tres, norte de Bucaramanga.
Serían cuatro los responsables de perpetrar este crimen a plena luz del día. Uno de ellos, menor de edad.
“Las cámaras de seguridad fueron claves porque informaron en tiempo real lo sucedido y así mismo orientaron a nuestras patrullas para hacer la persecución y la captura en flagrancia de estas personas.
“Esto sirvió para ubicarlas en cuadras y en un entorno frente al cual habían cometido este hecho”, comentó el coronel José Óscar Jaramillo, subcomandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga.
“La Policía Metropolitana de Bucaramanga en coordinación con la Fiscalía continuará la investigación para esclarecer los móviles, que estarían relacionados, al parecer, con problemas personales”.
A uno de los detenidos lo habría herido la enfurecida comunidad que quiso hacer justicia por mano propia y ahora permanece bajo observación médica.
El ataque
Juan Diego Ramos Sáenz o ‘Lucho’ era hijo de un reconocido comerciante del sector de La Esperanza.
Ese día, como la mayoría de los fines de semana, Lucho habría llegado al restaurante de sus padres a ayudarlos. Descargó mercancía y sentó afuera del negocio a tomarse una cerveza cuando fue sorprendido por cuatro sujetos quienes se le acercaron y sin piedad le dispararon directo a la cabeza.
La concurrida zona se alborotó. Todos querían saber qué había pasado y vieron cuando los ladrones intentaban huir. Uno de ellos por poco es linchado por los vecinos.
Sus padres al escuchar el escándalo salieron para ver qué sucedía, entonces vieron a su hijo agonizando. Fue desgarrador.
Hicieron todo lo posible para auxiliarlo y lo trasladaron hasta el Hospital del Nortel, pero el daño ya estaba hecho, sus signos vitales se apagaron poco a poco.
Una riña ‘casada’
El homicidio estaría relacionado con una pelea que Juan Diego habría tenido con el sujeto que lo agredió.
Testigos aseguraron que en la mañana habían visto a los dos hombres enfrentándose con machete cerca de una invasión en La Esperanza 3.
Sin embargo, todo no habría terminado allí, pues su rival lleno de ira esperó por varias horas hasta encontrar el ‘momento perfecto’ y dar la ‘estocada final’.
Juan Diego trabajaba como carpintero de una reconocida fábrica de muebles de la ciudad.