Cada 11 de cada mes, Sandra Consuelo Ojeda Navas visita la tumba de su hijo, lo llora, le expresa su amor infinito y continuamente busca respuestas de por qué la ‘abandonó’ tan rápido. Carlos Estiven Díaz Ojeda fue asesinado hace tres meses cuando se movilizaba en motocicleta por la vía que del puente El Bueno conduce al sector de la Plaza Campesina, en Bucaramanga.
Recibió tres disparos con arma de fuego, dos disparos en la cadera y la espalda. Sus asesinos no le dieron oportunidad de defenderse ni de huir.
“Queremos pedir justicia, que las autoridades den con los responsables de este crimen. Los investigadores no nos dicen nada, solo que es un caso complicado”.
“Carlos estaba empezando a vivir. Tenía tres hijas de seis, cinco y año y medio. Soñaba con construir una casa para sus niñas y lo estaba haciendo poco a poco en el norte de Bucaramanga. Sabemos que no es a la única persona que han matado, pero no queremos que se quede en la impunidad”, manifestó la desconsolada madre, quien lo recuerda como un hijo cariñoso que le gustaba ayudar a las personas.
Carlos Estiven tenía 23 años y se ganaba la vida como mototaxista.
El crimen
Eran las 7:30 de la noche cuando le avisaron a Sandra que a su hijo le habían disparado. La noticia de su muerte fue devastadora. Una de las primeras hipótesis ese día apuntaba a que Carlos habría participado en dos robos por la calle 105 de Provenza y que, al parecer, una de sus víctimas no se habría dado por vencida y lo siguió y lo disparó. Quedó agonizando y fue trasladado hasta el Hospital Universitario de Santander (HUS) por uno de los amigos con los que estaba, pero lamentablemente falleció antes de ingresar.
Sea cual sea la razón por la que el agresor accionó el arma de fuego y atentó contra la vida de Carlos, su madre implora que se aclaren los hechos, “porque nadie merece morir de esa forma”
“No sabemos por qué lo mataron. No sabemos nada de lo que pasó esa noche”, indicó Sandra Consuelo, quien espera que las investigaciones avancen para que su hijo pueda descansar en paz.
