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Primó la vida en el viaducto de La Novena de Bucaramanga

“Todo se puede solucionar”, decían con voz suave los paramédicos y policías que la madrugada de ayer buscaban ‘aterrizar’ las preocupaciones de un hombre aferrado en lo alto del enrejado del viaducto Alejandro Galvis de Bucaramanga.

El tráfico era casi inexistente sobre aquel puente de la carrera 9 hacia las 0:40 a.m.; sin embargo, alguien notó que el ciudadano escalaba por las barandas y con su reporte uniformados y ambulancias de AMG llegaron ‘en par patadas’.

Amenazaba con dejarse caer en aquel vacío de oscuridad profunda, pero tal vez su conciencia – recordándole que sería un viaje sin regreso – lo retenía.

Entonces empezó a pedir a un bombero en específico, “uno calvo, si está de turno que venga y se suba. En ese sí confío”.

No pasaron muchos minutos para que llegaran cinco de los rescatistas del Cuerpo de Bomberos, quienes instalaron rápido una escalera metálica sobre la baranda.

El uniforme de los ‘apaga fuegos’ quizá le generaba confianza, por lo que uno de ellos se acercó con calma, cruzando un par de palabras, hasta que tuvo la oportunidad de engancharse al cuerpo del ciudadano para jalarlo.

Un segundo bombero sostenía al primero durante el forcejeo y luego entraron en acción varios policías y un paramédicos, sujetando entre todos a la persona hasta ponerla a salvo.

Al llegar otro lado de la reja, finalmente dieron un respiro de tranquilidad.

Desde el pasado 8 de diciembre, cuando un joven acabó con su vida en este mismo puente, las autoridades han registrado un aumento en las personas que intentan brincar al vacío allí, por eso invitan a fortalecer los lazos familiares y la comprensión al prójimo en estas fechas.

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