“El muchacho salió bastante herido desde atrás de la bodega del Canasto. Gritaba que lo ayudaran, pero ningún carro paraba para llevarlo. Cuando llegó a la esquina no pudo más y se sentó ahí”, narró una mujer que presenció su agonía.
Hacia las 11:00 de la mañana el sol ardía intenso como siempre, reflejando sus destellos sobre el charco rojo que brotaba del herido en el separador.
Con la pérdida de esa cantidad de sangre, Cristian David no tardó en dejar caer su torso sobre el borde del andén, dando su mirada final al mundo.
“Llegó gente alrededor, pero todos ‘mirones’ porque nadie lo auxilió. La Policía llegó como diez minutos después, pero iba muerto, boqueando”.
Aún así, mientras los uniformados se pasaron entre los curiosos para levantar al joven de débiles signos vitales y llevarlo al hospital de Girón, algunos guardaban la esperanza que lo lograra.
De ahí los galenos lo mandaron hasta la Clínica La Foscal de Floridablanca, pero cada segundo que pasaba le restaba oportunidades, hasta que la cortada cumplió su objetivo de muerte. Una fue suficiente.
Habría sido un menor.
La herida surgió de una riña con arma cortopunzante que Flórez Vesga sostuvo con un menor de 14 años, en la carrera 26 con calle 14 del barrio Santa Cruz, detrás de la cancha del Primero de Mayo.
Una versión indica que el agresor que logró asestarle el ‘filo’ sería el hermano de su novia.
Se presume que el adolescente tenía problemas con Cristian David por algunos comportamientos que ejercía con su amada y que la estarían afectando.
Con celo por la familia, el menor lo habría esperado en el lugar mencionado para lanzarse con el arma blanca y cortar su existencia. Y lo logró, a pesar de que la víctima se esforzó en caminar unas cuantas cuadras en busca de ayuda… el daño ya estaba hecho.