En sus rostros solo cabían expresiones de desesperación, pues por más que lo desearan no podían revivirlo. Lo acababan de acribillar a bala y quedó tendido bocabajo, junto a un andén, hacia las 11:15 de la mañana.
Momentos antes, según testigos, dos delincuentes en motocicleta habrían buscado la ocasión en aquella vía pública para dispararle en repetidas ocasiones hasta verlo caer. Fue su final.
Luego la Policía realizó un acordonamiento para alejar a los desconcertados testigos, pero aquellas cintas amarillas no fueron suficientes para separar a las dolientes del difunto. Solo querían estar junto a él.
Y así fue durante largo rato. Incluso se habrían sentado a su lado, bajo el fuerte rayo del sol, desbordadas en llanto y con el corazón roto, hasta que finalmente el personal del CTI inició la inspección del cadáver.
Los reportes de las autoridades del Magdalena Medio indican que sería José Luis Calvo Peña, quien habría quedado a merced del odio, al parecer, por un ajuste de cuentas.
