Los momentos de angustia y desespero que vivieron el miércoles en la tarde los hombres que trabajan en una mina del corregimiento Virginias, en Puerto Berrío, quedarán marcados para siempre en su memoria.
Ese día perdieron a uno de los suyos en un sorpresivo deslizamiento en la mina. Se trataba de Raúl Quinceno Sánchez, un compañero a quien admiraban y estimaban.
¿Qué ocurrió?
Hacia las 2:00 de la tarde cuando estaban en sus labores cotidianas, los hombres sintieron la mina inestable. La reacción fue inmediata, debían evacuar.
Uno a uno salieron de los socavones pero en el ascenso empezó el derrumbe.
Cuando se miraron entre todos, faltaba uno. Era Raúl Quiceno, no alcanzó a llegar a la entrada. Todo el lugar se desplomó, nada quedó a la vista más que rocas y tierra.
Los mineros removieron cuanto pudieron pero solo encontraron su casco.
La emergencia de inmediato fue reportada a las autoridades pero Virginias queda a más de horas y media del casco urbano.
La mina está ubicada cerca al resguardo indígena Karamandú.
Pobladores de Virginia y veredas aledañas llegaron a la mina para ayudar, pero debían esperar la llegada de los rescatistas.
El suplicio y la impotencia aumentaba cada vez más. Hasta las 3:45 de la tarde aún escuchaban sus quejidos.
Había esperanza de hallarlo con vida
Había esperanza de hallarlo con vida
A las 8:00 de la noche cuando llegaron rescatistas expertos de Minas del Vapor y el Cuerpo de Bomberos de Puerto Berrío, comenzaron las labores de búsqueda y rescate.
Arañaron la peña sin parar toda la noche. La comunidad les suministró agua y alimento.
Todos permanecían expectantes, con fe de que lo encontrarían pronto.
Pero no fue así, a la medianoche tuvieron que parar la búsqueda.
Aunque la reanudaron pronto, toda esperanza quedó desvanecida cuando a las 8:15 reportaron que por fin lo habían encontrado, sin vida. Estaba a unos seis metros arriba de la guía, entre piedras, tierra y madera.
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Horas permaneció Raúl atrapado en la mina.
Al parecer falleció horas después del deslizamiento.
Desolación en Palestinas
Raúl residía en la vereda Palestinas. Nació en esa zona rural y allí se quedó toda su vida.
Desde hacía años trabajaba como minero. Así sostenía su hogar, estaba casado y tenía dos hijos.
Sus allegados y seres queridos lo recuerdan como un hombre dicharachero,
“Era un buen padre, un buen hijo y hermano. Lo vamos a velar en la casa para despedirnos”, expresó Ana Rodríguez, hermana de Raúl.
