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En San Gil, sentenció a muerte a un hombre y él terminó siendo el finado

“Mañana arreglamos eso”, fue la advertencia que hizo Ángel Octavio Acosta y que se volvió sentencia a José Manuel Torres cuando desataron una gresca dentro de una tienda en el municipio de San Gil.

La discusión entre ambos se inició cuando José Manuel se percató de que la dueña del establecimiento le negó el servicio a Ángel, porque habría intentado cometer actos abusivos con su hija, una menor.

José le reclamó a Ángel por las acusaciones y a cambio recibió la amenaza que al siguiente día Ángel quiso ajustar.

El domingo en la noche se apareció Ángel en la casa de José, en la vereda San José.

Estaba furibundo. Se metió a buscarlo hasta su habitación con un machete entre sus manos. Hablaba en serio cuando le dijo que ultimarían el asunto.

Ángel lo atacó con un lance de la filosa ‘hoja’ de metal.

Alcanzó a herirlo en una mano, pero José reaccionó. Sacó una escopeta que tenía en su cuarto y no dudó en usarla en defensa.

Apuntándole con el arma fue obligando a Ángel a salir de su cuarto, hasta que la accionó.

Un balazo impactó a Ángel, quien cayó fulminado sobre el pasillo de la casa.

En esa sangrienta riña llevó las de perder. Pagó con su vida la violenta arremetida.

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