Una llamada desesperada pidiendo auxilio fue lo último que hizo Pedro Ángel Torres Gómez. A las 11:48 llamó a su esposa María Helena Castillo para decirle que había tomado por equivocación un veneno para cítricos. Creyó que era chocolate y lo ingirió.
Sintió enseguida el sabor amargo y letal, supo que no tenía mucho tiempo. Estaba solo en la finca “La Reserva”,. en la vereda La Cuchilla.
Su esposa y su hija llegaron tan pronto como pudieron pero ya estaba inconsciente. Lo llevaron al Hospital de Lebrija pero aquella sustancia actuó más rápido.
No tuvo oportunidad, murió a los minutos.
Su cuerpo será inspeccionado por un forense para determinar cuál fue la sustancia nociva que ingirió.
Del hoy occiso se pudo conocer que era natural de Ocamonte pero vivía hace muchos años en Lebrija. Trabajaba como vigilante.