Júnior Horacio Rondón Lizarazo, de 44 años, no acostumbraba a ‘perderse del mapa’ por tanto tiempo. Después de 16 días de absoluto silencio, que ya era demasiado, sus familiares decidieron ir a buscarlo a su casa en el barrio Bellavista de Girón.
El horror los abofeteó. Hallaron su cuerpo tendido en una cama, en avanzado estado de descomposición. Se había refugiado en una de las habitaciones de la residencia de la calle 47 con 39ª, en la peatonal 9; pero para la muerte no hay escondite.
Ninguno se lo esperaba. El cadáver de Júnior Horacio no registraba ningún signo de violencia. Ese es otro ‘detalle’ que colma de misterio su deceso, que siembra decenas de dudas. ¿Se sentía mal?, ¿lo aquejaba alguna enfermedad y no dijo?, ¿se tomó algo?, ¿tenía motivos para atentar contra su existencia?
De nada hay certeza, porque todas las pistas se las llevó.
Aunque muchos en el sector aseguraban que sería consumidor de estupefacientes desde hacía muchos años, que prácticamente se la pasaba en la calle, siempre mantenía comunicación con los suyos. Pero los cuerpos revelan todo. Ahora los forenses tendrán que examinarlo palmo a palmo para saber qué lo ‘calló’.
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Hallan a un hombre muerto en Girón
Después de 16 días de absoluto silencio, que ya era demasiado, sus familiares decidieron ir a buscarlo a su casa en el barrio Bellavista de Girón.
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