Sandra Patricia Bueno, a quien de cariño le decían “La Japonesa” por sus rasgos físicos, era una madre incondicional para sus dos hijos varones de 11 y 19 años. Aunque no tenía un empleo estable, se rebuscaba el sustento vendiendo empanadas o rifas.
Nació en Bucaramanga, pero vivió casi toda su vida en el barrio Alares de Floridablanca.
Su familia la admiraba, siempre estaba pendiente de los suyos. “Cuando se murió la abuela ella tomó las riendas y veía que a nadie le faltara nada”, expresó un tío.
Tampoco tenía problemas, era alegre, sociable, por eso no se explican cómo pudieron truncar sus sueños a los 34 años, aún con muchas metas por cumplir para sacar adelante a sus hijos.
El viernes hacia las 10:28 de la noche cuando Sandra salió a la esquina de la cuadra donde vivía, por la carrera 15 #58-18, para llamar al menor de sus hijos y decirle que se entrara a la casa, dos sujetos en motocicleta la seguían desde unas cuadras atrás.
No había personas cerca y ese fue el momento propicio para atacarla. Se acercaron y le propinaron tres tiros; uno en la cabeza, otro en el pecho y un último proyectil que le impactó un glúteo. Sandra cayó a solo cuatro casas de la suya.
Los disparos sobresaltaron de inmediato a los vecinos, quienes quedaron horrorizados cuando se asomaron y vieron que se trataba de ella.
De inmediato pararon un taxi y la llevaron hasta la Clínica Foscal pero no llegó con signos vitales.
La familia está sumida en el desconsuelo, no sabe qué pudo ocurrir, sabían que Sandra tenía una pareja sentimental hace poco, pero nunca supieron de que tuviese algún problema con él.
Las autoridades ya tienen indicios que llevarían a esclarecer el crimen.
Al parecer, la expareja de Sandra, un sujeto que purga condena en cárcel Modelo por hurto y tráfico de estupefacientes, estaría involucrado.
