Un volador atravesó la ventana de una casa en Bucaramanga a la 1:40 de la mañana de este miércoles primero de enero. Con la mecha aún encendida, cayó sobre la cama en donde dormía una menor de dos años junto con sus padres. Aunque la mamá intentó apagarlo, el artefacto pirotécnico explotó en las piernas de la niña, causándole graves lesiones también en el abdomen.
Inmediatamente, la trasladaron al centro asistencial más cercano en donde se recupera satisfactoriamente. El brigadier general Henry Yesid Bello, comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga detalló que la niña recibió los primeros auxilios oportunamente
“La niña sufrió lesiones a la altura de la región del mesogastrio y en las extremidades. Inmediatamente, se le prestan los primeros auxilios y es remitida a un centro médico. La invitación a todos los ciudadanos es acatar la norma. Hay un decreto emitido por la administración de Bucaramanga que prohíbe el uso de artefactos pirotécnicos”, añadió el general.
A este caso se suma otro lesionado por pólvora en Año Nuevo en el municipio de San Gil, Santander. De acuerdo con la Policía, “afortunadamente, la víctima se encuentra fuera de peligro, gracias a la oportuna intervención de las autoridades y los servicios médicos”.
Trágico diciembre para los niños en Santander
Las lesiones que sufrió la menor de dos años no fue el único suceso que afectó la niñez en Santander por la manipulación indebida de la pólvora. El pasado 20 de diciembre, un niño de 6 años murió después de ingerir ‘martinicas’ en Barrancabermeja, Santander. Aunque fue trasladado a la Clínica Foscal en Floridablanca, los esfuerzos del cuerpo médico fueron en vano.
No se sabe cómo el pequeño ingirió el artefacto pirotécnico; lo cierto es que cuando sus familiares lo sospecharon y los síntomas empeoraron, lo trasladaron de urgencia a un hospital en el Puerto Petrolero.
El secretario de Salud de Barrancabermeja, Andrés Manosalva Camargo, señaló que el menor tuvo que ser trasladado después a la Clínica Foscal Internacional en Floridablanca porque su situación médica era crítica.
“La situación de salud del menor se complicó y se realizó traslado hacia la clínica Foscal Internacional. Seguimos insistiendo y enviando un mensaje contundente a los padres de familia: alejemos a nuestros niños y niñas de la pólvora”, añadió el funcionario.
Los médicos señalaron que había sufrido una intoxicación por ingerir fósforo blanco, uno de los elementos que se usa para la fabricación de la pólvora.
