La última visita esporádica de Miguel Martínez Moya a Bucaramanga terminó a las 9:30 de la noche del 2 de diciembre. Un asesino a sueldo lo emboscó dentro de la casa donde solía quedarse cuando, por negocios o familia, decidía regresar a la ‘ciudad bonita’. Vecinos de la calle 17 #10-43 del barrio Gaitán escucharon los cuatro disparos certeros.
Después, retumbó el sonido de una motocicleta escapando hacia el norte de Bucaramanga. Dentro de la vivienda, a mitad de la sala, pereció Miguel Martínez.
Su verdugo, sin piedad, le disparó en la espalda, en el pecho, en el dedo meñique y finalmente en el lado derecho de su rostro.
En el sitio, las autoridades encontraron dos celulares, presuntamente, de la víctima, y al lado de su cuerpo, tres vainillas.
Martínez Moya era un comerciante de calzado en Bucaramanga
Miguel Martínez Moya ya no vivía en Bucaramanga. Sus familiares señalaron que se había radicado por completo en Cali, Valle del Cauca. Su regreso a la ciudad era esporádico y obedecía a razones profesionales.
Allegados a la víctima le relataron a las autoridades que él se dedicaba a la comercialización de calzado y marroquinería.
Si bien aún no hay claridad sobre las causas de este atentado, la Policía Metropolitana de Bucaramanga señaló que Martínez Molla tenía cinco anotaciones judiciales: tres por tráfico de estupefacientes (2015-2016), una por fuga de presos (2017) y la última por inasistencia alimentaria en el 2019.
De hecho, fue condenado a dos años y 10 meses de prisión por el delito de narcotráfico; pena por la que fue recluido en la cárcel La Modelo durante el 2017.
Por ahora, las autoridades investigan en las cámaras de seguridad del sector, en donde quedó registrado el atentado perpetrado por sicarios.