José Didier Criollo Aranzalez se despidió de su novia María Luisa Díaz Jiménez, de 60 años, a primera hora del domingo 10 de noviembre. Habían pasado la madrugada juntos tomando bebidas embriagantes, pero debía marcharse a trabajar como arenero en el sector de la cárcel de mujeres en Bucaramanga.
Ella se quedó sola en la calle 17 #24-13 del barrio Girardot. Continuó su propia fiesta. Hasta que a las 5:00 de la tarde del pasado domingo, llamó a su pareja. Le preguntó que si volvería pronto del trabajo. Él le prometió que no tardaría más de dos horas. Esa fue la última vez que hablaron.
A las 7:00 de la noche, regresó al andén en donde dormían juntos. Él la encontró profunda, sumida en el sueño, creyó. Se acostó y la abrazó durante 12 horas. Sobre las 6:00 de la mañana, la movió. Preocupado, pasó su mano por la cabeza de María Luisa y al tacto sintió la sangre. Lo verificó con sus ojos. A su novia algo terrible le había pasado.
Llamó al cuadrante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga y les contó todo. Esa fue su versión. Cuando las autoridades se acercaron al lugar, se percataron que la mujer no tenía signos vitales.
En medio de las labores de vecindario, un residente de la zona señaló que María Luisa se había golpeado la cabeza al intentar sentarse sobre un primer escalón de la Carrera 17 #24-13.
“Habitantes de calle le manifestaron que la vieron muy borracha. En medio de intentar reclinarse sobre la vía, se fue de cabeza y se golpeó, quedando tendida en el andén”, señaló el reporte de las autoridades.
La inspección técnica del cadáver la realizó el CTI de la Fiscalía General de la Nación. Será el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Bucaramanga el que establezca la causa de muerte de la habitante de calle, de 60 años. Por ahora, las causas de su repentino deceso son materia de investigación.
