Kiara* ahora tiene 10 años. Sin embargo, su suerte no ha cambiado desde que el 9 de septiembre de 2022, cuando Mauricio Larrota Castillo, excontratista del Instituto Municipal de Cultura y Turismo, IMC, la arrolló junto a su tía. El accidente que le dio un giro de 180 grados a la vida de la niña ocurrió a la salida del megaconcierto de la Feria de Bucaramanga de ese año; un evento que se extendió por más de 14 horas.
Larrota, bajo los efectos del alcohol, se subió al andén de la esquina de la carrera 26 con Avenida Quebradaseca, y provocó el terrible accidente. Un microsueño le habría hecho perder por completo el control de su vehículo.
Durante dos años a Kiara* le han practicado cinco cirugías, que han sido costeadas por la EPS a la que ha estado afiliada y por su mamá, quién se ha encargado de los ‘gastos hormiga’, que terminan convirtiéndose en millones de pesos, cuando las citas requieren transporte para una menor con movilidad reducida, además de las terapias físicas que ella misma ha tenido que pagar.
Lo peor del caso, para la mamá de la niña, es que ni la Alcaldía, ni el funcionario que arrolló a la menor, de entonces 8 años, no se hicieran cargo de nada. “No hemos recibido ni un solo peso, para ninguna exigencia de la clínica. La niña no quedó igual y su salud mental tampoco”, añadió la mujer.
Según su testimonio, Kiara* es intervenida por múltiples especialistas que tratan de mejorar su estado físico y psicológico para que ella pueda regresar a sus actividades como una niña cualquiera. Sin embargo, este proceso ha sido dispendioso y costoso.
La menor ha visto interrumpidos sus estudios en un colegio público del barrio Kennedy. Las citas médicas, exámenes y terapias la han alejado de las aulas por meses. Y lo peor es que aún no termina.
“Esta última cirugía es para su pierna izquierda, para que siga creciendo, porque ella es tan solo una niña”, dijo la madre.
Esta situación también ha obligado a la progenitora de Kiara a tener una vida que gire en función de los quebrantos de salud de su “retoño”, por lo que está desempleada y con un sinfín de gastos que cubrir. “Los empleos por lo general no entienden las ausencias de una mamá que está luchando por su hija. Ha sido difícil, además yo soy la mamá de dos niños más, a los que tengo que sacar adelante”, añadió.
Por lo tanto, tras dos años de esta tragedia, denuncia la negligencia del hombre que arrolló a Kiara y también pide a la actual administración o cualquier entidad pública, una oportunidad laboral que le permita pagar los costosos tratamientos y también cuidar de la pequeña.