Medio centenar de cámaras de vigilancia tanto comerciales como de la Policía, inteligencia, tecnología, testimonios e investigación judicial, fueron los insumos de la fórmula que, en cuestión de 8 días, le permitió a un grupo interdisciplinario de investigadores de la Sijin de Bucaramanga, armar el rompecabezas sobre el asalto a la Joyería Italiana Franco, ocurrido a las 9:30 de la mañana del pasado 23 de julio. De manera literal, lo tienen esclarecido.
Los hombres al mando del general Henry Yesid Bello Cubides, experto en investigación judicial, así como la participación coordinada de otros especialistas de la Fiscalía, les permiten a las autoridades de la capital de Santander retarse en la captura de los doce delincuentes que participaron en el descarado asalto con el que se habrían apoderado de más de $120 millones en joyas. Alhajas que de seguro ya habrán fundido para hacer efectivo los pagos a la organización delictiva.
Y es que desde que se conoció el veloz atraco, que no duró más de un minuto 30 segundos, se supo que entre los forajidos no solo están tres de la reconocida banda “Los Chupis”; también hay bandidos provenientes de la Costa Atlántica, quienes habrían participado en otros ilícitos en Barranquilla y Valledupar.
Osados para robar
El golpe se habría iniciado en los estacionamientos de un conjunto residencial popular donde, hacia las 8:30 de la mañana, los atracadores se alistaron y adecuaron los vehículos que usarían. En total habrían requerido de media docena de carros (automóviles e incluso una camioneta) e igual cantidad de velocípedos.
Aquel minuto treinta terminó convertidos en un ‘filme’ que requirió de no menos de 200 horas de ‘producción y edición’. Una película que mostró con trazabilidad los recorridos de la banda, desde el inicio hasta la fuga dispersa.
Poco antes de las 9:00 de la mañana dos vehículos se estacionan a un lado de la vieja Copetran mientras un campanero mira por la carrera 15 hacia la Puerta del Sol, donde había un grueso de la Policía atento al paro de taxistas que se escenificaba ese día.
De los automóviles se bajan los sujetos disfrazados de policías y uno de ellos es quien hace una llamada grupal para coordinar todos los movimientos.
La organización completa se dispersas a lo largo de la carrera 17C con 54 hasta la calle 61. Cada uno tenía una labor específica para garantizar que no habría factor sorpresa y que tendrían vía libre para la fuga.
Todo eso, así como las casas donde cambiaron de carros, las placas, el sitio de refugio al sur de la ciudad, así como la hora en que una parte sale de Bucaramanga, está listo en un dossier que entregaron al Fiscal especial.
Este lunes, a primera hora los investigadores le entregaron los 50 folios que acopian todas las pruebas, con huellas, rostros, ubicación jerárquica dentro de la organización delictiva, el rol de cada uno, conductores de motos, los carros incluso hasta de los huéspedes que permitieron que la banda proveniente del Caribe se alojara.
“Para todo eso, hemos trabajado de manera conjunta con la Fiscalía, recopilado no solo las huellas sino el accionar de cada uno de los integrantes de la banda. Estudiamos la presencia activa de algunos de ellos en ilícitos en la Costa”.
Pudo ser mayor el botín, solo que fallaron en la hora en que se supone la joyería debía abrir la caja fuerte. Igual, no fue perfecto; todos están identificados.
Y claro, el Centro Automático de Despacho, CAD, fue decisivo para saber las rutas de llegada y salida de los ladrones.
Ahora, de manera literal, es cuestión de tiempo para que pasen una temporada tras las rejas.