A la 1:00 p. m. del martes 14 de mayo, un arenero se percató de la sangre que teñía la tierra. El hombre, cuya identidad ha sido reservada, se adentró en la zona boscosa, a orillas del río Quebrada Grande en la vereda Villa Josué, sector Barro Blanco, en Piedecuesta.
“Cuando llegué al sitio me percaté de las manchas de sangre y también de un bulto cubierto con arena y piedras. Yo realmente pensé que se trataba de un cabro muerto. A veces se roban estos animales y de pronto los matan. Entonces esperé a terminar mis labores para preguntarle a los que viven en este sector”, comentó el hombre que posteriormente encontraría el cuerpo de una mujer sepultado superficialmente.
Cuando acabó su jornada laboral volvió al sitio, sobre las 4:30 de la tarde. Con la pala movió la arena levemente. Una mano pequeña y pálida se asomó entre la tierra. El jornalero quedó aterrado. Sabía que se trataba de un cuerpo. Escarbó con la herramienta y pudo despejar la cabeza de lo que, hasta ese momento, pensó que era un joven.
“Por el tamaño creí que era un adolescente. Yo sinceramente tuve miedo. Sentí temor de encontrar ese cuerpo. Al despejarlo vi la capucha de una chaqueta roja e inmediatamente me comuniqué con el presidente de la junta de acción comunal de la vereda”, relató.
Las piedras que rodeaban la arena y el cuerpo sin vida eran de un tamaño considerable, por lo que el arenero señaló que solo pudieron ser movidas por una persona mayor de edad o fuerte. “Son piedras grandes, difíciles de mover, y lo que yo noté es que habían sido puestas a propósito, así como la arena que se veía que había sido escarbada por unas manos”, aseguró.
Al intentar descubrir de qué se trataba, el testigo sintió aversión al pensar que el cuerpo olería nauseabundo. Sin embargo, contó que no percibió ningún hedor. “Eso quiere decir que no llevaba mucho tiempo en este sitio, porque si así fuera tendría otro aroma o se vería muy mal”, dijo.
El arenero se quedó esperando a que uniformados de la Policía Metropolitana de Bucaramanga y de la Sijin llegaran al lugar. Según cuenta, le hicieron varias preguntas sobre si había visto un movimiento extraño o se había percatado de la presencia de una motocicleta.
¿La asesinaron?
Uniformados de la Sijin se encargaron del levantamiento del cuerpo, que fue encontrado boca abajo y con una herida en la parte de atrás de la cabeza en la región derecha. “Región occipital lado derecho, se desconoce si fue causada por algún objeto contundente”, indicó el informe forense preliminar.
El cadáver, según las autoridades, corresponde a una mujer de tez trigueña, contextura delgada y cabello largo color negro. En el momento del hallazgo, vestía una camiseta deportiva color rosa, una chaqueta color rojo y un pantalón tipo sudadera, de estampado militar.
Por el momento no ha sido identificada. Los uniformados encontraron una cédula de ciudadanía en el lugar de los hechos, que correspondería a Wendy Johanna Cueto Pïnzón. No obstante, este documento fue hallado lejos del cadáver, por lo que no se puede asegurar de que se trate de esta mujer. En este sitio también encontraron las llaves de una moto.
Un testigo señaló que las autoridades estarían rastreando las cámaras del sector Villa Hércules para identificar si una motocicleta transitó en horas de la madrugada del martes 14 de mayo o en la noche del pasado lunes.
El cadáver de la mujer fue trasladado al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Bucaramanga, en donde se realizará la necropsia que permita identificar a la víctima. Este proceso podría tardar 20 días o más.