Lo que era un fin de semana de descanso, recreación y unión para una familia en una finca que habían alquilado, terminó en un amargo hurto.
El hecho ocurrió en una finca de la vereda Llanadas, zona rural de Lebrija, durante el pasado puente festivo de San José (entre el 23 al 25 de marzo). A este lugar llegaron un total de 56 personas, entre familiares y amigos.
“Nosotros ya con anterioridad habíamos alquilado esta finca, siempre familiares y amigos. El domingo 24 nos fuimos a dormir. Cuando como a las 2:30 a.m. del lunes llegaron cuatro personas en un vehículo Chevrolet Corsa gris e ingresan tres, el otro se queda afuera en el carro. Ellos, casualmente, sabían el lugar donde estaban las cámaras principales, las taparon y se metieron a las habitaciones”, relató una de las afectadas a Q’hubo Bucaramanga.
Los delincuentes fueron habitación por habitación hurtando celulares, billeteras y zapatos. Según la víctima, ellos permanecieron en el predio hasta pasadas 4:00 a.m., mientras la familia dormía.
“Sacaban los bolsos de las habitaciones y afuera iban guardando lo que les servía, lo demás lo dejaban tirado. Se robaron 12 celulares iphone, una cámara profesional con su trípode, aproximadamente $2 millones en efectivo, zapatos, una botella de aguardiente y fueron tan descarados que uno de ellos abrió la nevera y se tomó una cerveza mientras robaban”, afirmó la mujer.
Tan solo entre la cámara y los teléfonos, la familia calcula que el robo superó los $20 millones.
Ya a las 8:00 a.m., el viviente de la finca, tras ver objetos personales regados por toda la zona, se dio a la tarea de revisar las cámaras de seguridad y alertó a los arrendatarios que habían sido robados.
“Nos levantó y nos dice que nos robaron, que fueron víctima de un robo. Ahí miramos los bolsos y nos dimos cuenta que sí. Llamamos a la dueña y nos dijo que no iba a responder, que era la primera vez que pasaba algo así y que nos colaboraba era dándonos los videos”, aportó la afectada.
La Policía también hizo presencia en el lugar para recopilar el testimonio de los afectados. Sin embargo, ellos no pudieron denunciar penalmente a la propietaria al no tener el contrato del arrendamiento temporal de la finca.
“La idea es difundir, hacer una denuncia pública para que no le pase a los demás. Si eso nos pasó a nosotros que ya nos habíamos quedado ahí, así de fácil les puede pasar a muchísimas personas más. Nosotros ya robados quedamos”, concluyó.