En Barrancabermeja, ciudad donde el bullicio compite con el silencio de muchas historias de dolor que terminan olvidadas en medio de la ola de violencia que la ha acechado históricamente; la vida de Harold Campo Albao, llegó a un desgarrador final en la penumbra de una ‘olla’. El hecho, ocurrido el pasado 25 de julio, se constituye en uno los más recientes homicidios que han estremecido al ‘Puerto Petrolero’ en el 2023.
Ese día, el joven de 19 años fue atacado con arma de fuego por un sujeto que llegó hasta la zona conocida como ‘El Caño’ en el barrio Colinas del sur, simulando que iba a comprar estupefacientes; “el man llega, le dice déme un ‘pipazo’, fuma y de una saca el arma y le dispara a quema ropa; antes de irse da más disparos”, contaron testigos.
Harold murió en el lugar del ataque, mientras que tres personas más que estaban en el lugar quedaron heridas. Su triste final, esconde una cruel historia que lo sumergió en el mundo del microtrafico, la causa que ha motivado más del 90% de los homicidios perpetrados este año.
A los 10 años, Harold se topó con la droga, una salida aparente a la desesperanza que lo rodeaba. La inocencia de su corta edad se desvaneció en medio del desamparo de su padre, un líder social fundador de dos barrios en Barrancabermeja quien fue asesinado cuando él era apenas un niño y ya había vivido junto con su familia el desplazamiento forzado.
“Cuando regresamos a Barranca empecé a hacer cosas que no me gustaban, consumir sustancias psicoactivas o robar. Luego terminé haciéndolo como si nada, igual que lo hacían los demás, sólo por encajar y tener amigos”; contó Harold en una entrevista que entregó hace cuatro años, a un medio de televisión local.
Con el tiempo, en medio del caos en que se había convertido su vida, quiso alejarse del mundo de las drogas, “un día cogí el cinturón con el que practicaba Takeowndo y dije que no quería seguir más; pero escuché una voz que me dijo que yo no podía desechar el propósito que Dios me había dado. Conocí a Dios y luego entré en un choque y empecé a conectarme con Dios y él fue el que me sacó de ese mundo”, resaltó en ese entonces.
Sin embargo, años después quedó nuevamente atrapado en el consumo de estupefacientes, el mismo, que al final lo llevó a la muerte… “Harold era un joven con ganas de salir adelante; lastimosamente cayó en el mundo de las drogas y por eso lo asesinaron”, contó un excompañero de colegio.
La muerte de este joven, hace parte de una cruel y fría estadística que revela una cifra alarmante que deja al descubierto una realidad aterradora: la violencia y una guerra que se ha desatado entre grupos armados que se pelean por el control del territorio.
Las cifras
Según cifras reveladas por la Fiscalía y la Policía del Magdalena Medio, a corte de 29 de julio de 2023, en Barrancabermeja se reportaron 80 homicidios, una cifra alarmante que representa un aumento del 106%, con relación al año anterior.
El 98% de esas muertes, es decir 77 casos, se han perpetrado con arma de fuego, y han obedecido en su mayoría a hechos de sicariato motivados por ajustes ilegales de cuentas (66%) o ataques por grupos armados (20%). El resto de muertes han ocurrido en medio de hurtos, casos de intolerancia y por motivos pasionales.
“Tenemos un incremento en este delito, con respecto al año anterior. Básicamente los hechos obedecen a un control de tráfico de estupefacientes, esa es la raíz de los hechos que se vienen presentando y a eso obedece ese incremento en las estadísticas”, explicó el coronel Luis Alejandro Cubillos, comandante de la Policía del Magdalena Medio.
La dinámica del conflicto, según Ramón Abril, defensor de Derechos Humanos de la Corporación Regional para la Defensa de los Derechos Humanos (Credhos), ha hecho que hoy ‘ninguna comuna se salve’ de aparecer en las estadísticas de lugares de ocurrencia de este delito., “Hoy no hay ninguna comuna que se salve, tenemos sicariatos en todas, inclusive en la comuna dos, no son la gran cantidad pero ahí históricamente no pasaban y ya pasan. Llegamos a un punto donde no se han focalizado los hechos en una o dos comunas; son hechos generalizados”, dice.
Según la focalización del delito de homicidio hecha por la Policía Del Magdalena Medio, la comuna siete es la más afectada con 19 homicidios, le siguen la tres (13), la comuna 1 (13), la seis (13), y en menor proporción las comunas cinco (7), cuatro (5) y dos (1). Ocho asesinatos se han dado en el área rural.
Los meses más violentos han sido abril con 15 homicidios, marzo y mayo con 12, enero con 11. Le siguen el mes de julio con 8 y junio, que tiene menor número de casos (7). El 54% de las víctimas son jóvenes.
¿Quiénes están matando?
Según el análisis de contexto de las dinámicas del conflicto en el Magdalena Medio que adelanta Credhos, en Barrancabermeja al igual que en la región, el aumento de los asesinatos obedece al accionar de grupos herederos del paramilitarismo; que bajo acciones armadas y en alianza con bandas criminales que delinquen en el territorio han venido ganando espacio.
“En Barranca se mata, se asesina por orden de estas personas, de los comandantes de las Autodefensas Gaitanistas y son ellos quienes dan las órdenes”, afirma el líder de Derechos Humanos.
En la misma línea, el coronel Cubillos, plantea que hay unos grupos de delincuencia común organizada que se pelean el negocio del microtráfico con las AGC. “Hay varios grupos o bandas criminales que tienen un tipo de control en diferentes ollas y se vino un grupo de AGC a querer asumir estos controles de estos sitios de expendio y se ha generado esta confrontación y lamentablemente estos hechos de muerte”, advierte.
Sin embargo, el defensor de Derechos Humanos, asienta que el problema va muchos más allá de una simple disputa y obedece a toda una estrategia de expansión territorial de las AGC, no solo en Barrancabermeja, sino en gran parte del Magdalena Medio, “esto no es un problema de ollas, de banditas de microtráfico, lo que pasa es que en el marco de mercenización de la guerra pueden contratar algún grupo para que hagan la tarea y no queden ellos como los responsables, ellos están ordenando las muertes”, advierte.
Y agrega, que lo más preocupante es que se ha evidenciado un nuevo patrón en los hechos de sicariato en donde no se respeta la vida de inocentes, “antes se mataban uno a uno; ahora se sigue matando, pero en los últimos meses llegan en motos y cuando están haciendo el atentado ‘rafaguean’ a todo el que este en el lugar y eso se ha podido evidenciar en los últimos hechos en el Arenal, en San Judas, el Bostón y en los alrededreos del Megacolegio; lo hacen sin importar las demás personas, llegan a ‘rafaguear’, eso puede denotar que perdieron el miedo y que hay un nivel de impunidad que no les importa”.
Por este delito la policía ha reportado 14 capturas y entre las investigaciones que adelanta la institución y el CTI hay un 55% de esclarecimiento de los hechos.
Esta situación de violencia también ha sido alertada por la Defensoría del Pueblo, en la alerta temprana 027 de 2022, en donde se advierte que “existe un proceso de expansión de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), el Eln y disidencias de las Farc. A este escenario se suma la presencia grupos de delincuencia organizada que controlan el narcotráfico y las rentas criminales en zonas vulnerables, lo que ha incrementado la violencia”.
Ante esto, desde organizaciones sociales se han pedido acciones urgentes que permitan recuperar la tranquilidad de los pobladores en el territorio; de generar investigaciones de contexto que permitan desarticular a los grupos armados, al tiempo, que se creen estrategias para reducir el consumo de estupefacientes y se generen oportunidades, especialmente, para lo jóvenes. Así mismo se ha pedido el acompañamiento del Gobierno Nacional.
