“Llamen a mi mamá , llamen a mi mamá . ¡Dios mío, William!” Se oían gritos desgarradores sobre calle 6 con carrera 16 del barrio Comuneros de Bucaramanga, pasadas las 4:00 de la tarde.
Una mujer, de forma desesperada, pedía ayuda, apoyo. Dos sicarios a bordo de una motocicleta acababan de asesinar a William García Castro, de 41 años.
La lluvia que cayó ayer no logró espantar a los asesinos quienes, de forma sigilosa lo seguían desde hacía varias cuadras, ya lo tenían en ‘la mira’. Solo esperaron el momento preciso para acercársele y dispararle cuando se movilizaba a bordo de su BWS color negro de placa HGG-03F. Una vez fue sorprendido por la muerte, William alcanzó a gritarle a su compañera que se bajara y corriera “¡nos van a matar!”.
William no tuvo escapatoria. Varios disparos le segaron la vida de manera inmediata. Terminó chocando contra un vehículo estacionado.
Batalla de culpas
Luego, confundidos y dolidos, la familia llegó a la cuadra y entonces se desató una algarabía de reclamos, improperios y culpas.
Los allegados de García Castro le recriminaban a una mujer que lo hubiese involucrado con el mundo de las drogas. Con la cabeza caliente, gritaban a ‘viva voz’ que el asesinato estaría relacionado con alias ‘Pichi. Quizá se trataría de un ajuste de cuentas.
Fueron horas de tensión, porque la demora de las autoridades que vieron dificultado el levantamiento por el temporal, permitió que el ambiente se enrareciera y hasta temieran un nuevo ataque.
Por momentos, los allegados retrasaron la diligencia judicial, querían impedir que se llevaran el cuerpo.
Se le apagó en la huida.
Y es que hasta la moto tuvo que dejar el sicario, porque la máquina color blanco de placa KTG-24E, en la que se movilizaba, se apagó. No tenía tiempo que perder, la abandonó y se subió a un Aveo gris con vidrios polarizados que lo esperaba…
